En un esfuerzo por mejorar el acceso a la atención sanitaria en áreas despobladas, Castilla-La Mancha ha implementado 44 nuevos botiquines rurales. Estos establecimientos forman parte del Plan de Mejora de Asistencia Farmacéutica, diseñado para ofrecer una prestación integral de salud en comunidades con pocos habitantes y con la colaboración de profesionales de farmacia.
El proyecto cuenta con el respaldo financiero del Fondo de Cohesión Territorial del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, permitiendo asignar hasta 10.000 euros por botiquín. Con esta inversión, se busca garantizar que los residentes de estas áreas puedan acceder a medicamentos y servicios farmacéuticos sin tener que desplazarse largas distancias.
Distribución de los nuevos botiquines
Los nuevos botiquines se distribuyen estratégicamente en diversas provincias de la región. En Albacete, se han abierto cuatro botiquines que atienden a 277 personas en los núcleos de Cáncarix, Las Minas, Minateda y Masegoso. En la provincia de Ciudad Real, nueve botiquines ahora prestan servicio a 382 personas en localidades como Gargantiel y Ballesteros, entre otras.
En Cuenca, se han habilitado 15 botiquines que benefician a 1.333 personas, cubriendo áreas como Albendea y Paracuellos. Finalmente, en la provincia de Guadalajara, 16 nuevos botiquines ahora dan cobertura a 1.474 personas en lugares como Millana y Torre del Burgo. Estos botiquines se suman a la ya existente red de 255 botiquines rurales en la región.
Impacto en la comunidad
El establecimiento de estos botiquines representa una mejora significativa en la calidad de vida de los habitantes de estas zonas, al reducir el tiempo y la distancia para acceder a medicamentos. Además, promueve un vínculo más estrecho entre los profesionales de salud y los residentes, facilitando un modelo de atención más coordinado y efectivo. Según las autoridades, este enfoque integral no solo beneficia a los pacientes, sino que también optimiza los recursos sanitarios disponibles en estas comunidades.
Con esta iniciativa, Castilla-La Mancha refuerza su compromiso con la atención sanitaria en áreas rurales, contribuyendo a mitigar el impacto de la despoblación y promoviendo el bienestar de sus habitantes. La medida es un paso clave para asegurar que la prestación sanitaria llegue a todos los rincones de la región, sin importar cuán aislados puedan estar.