Los océanos, vastos y enigmáticos, continúan guardando secretos que desafían la curiosidad humana. Recientemente, un grupo de científicos ha dado un paso adelante en la comprensión de estas profundidades al identificar una criatura marina que había desconcertado a la comunidad científica durante más de quince años. Este hallazgo se relaciona con un pez capturado en 2009 en Canadá, específicamente en The Gully, un cañón submarino situado frente a las costas de Nueva Escocia.
La captura inicial fue realizada por investigadores del Ministerio de Pesca y Océanos de Canadá. Este pez, que presentaba un aspecto peculiar con ojos diminutos y una gran boca llena de dientes curvados, carecía de escamas y además era ciego. De acuerdo con los informes, el animal fue congelado después de que su ADN no coincidiera con ninguna especie conocida, lo que llevó a los científicos a una larga espera para poder identificarlo. Durante años, la criatura permaneció sin nombre, convirtiéndose en un enigma en el mundo de la biología marina.
En el verano de 2024, la historia dio un giro inesperado. Un equipo de investigadores rusos, utilizando un vehículo teledirigido, logró capturar un pez similar al que había sido encontrado en Canadá. Este segundo espécimen permitió a los científicos comparar los perfiles genéticos de ambos peces, revelando finalmente que se trataba de una nueva especie de pez ballena. La criatura fue bautizada como Cetomimus paxtoni, un nombre que marca un hito en la clasificación de las especies marinas.
“Ahora sabemos cómo llamar a nuestro descubrimiento en aguas profundas, ¡que fue un misterio científico durante 15 años!”
Esta afirmación fue realizada por el Ministerio de Pesca y Océanos de Canadá, que celebró la resolución de un enigma que había durado más de una década. La identificación de Cetomimus paxtoni no solo es un avance en la clasificación de especies, sino que también resalta la importancia de seguir explorando las profundidades marinas, donde se estima que el ser humano ha explorado apenas el 0.001% de su totalidad.
Los peces ballena, como el Cetomimus paxtoni, pertenecen a la familia Cetomimidae y se distribuyen en profundidades que superan los 1,000 metros, en lo que se conoce como la “zona de medianoche”. Este ambiente extremo ha llevado a estos animales a desarrollar adaptaciones únicas, como una coloración rojiza que les ayuda a camuflarse en la oscuridad para emboscar a sus presas y evitar a sus depredadores.
Con una longitud que varía entre 20 y 40 centímetros, estos peces son considerados raros en el océano. Su débil visión los obliga a depender de una red de poros en su cuerpo que perciben las vibraciones del agua, permitiéndoles detectar la cercanía de depredadores o presas. Este descubrimiento de una nueva especie no solo amplía nuestro conocimiento sobre la biodiversidad marina, sino que también subraya la necesidad de continuar explorando y protegiendo estos ecosistemas vulnerables.
El caso de Cetomimus paxtoni es un recordatorio de que, a pesar de los avances tecnológicos y científicos, aún queda mucho por aprender sobre los océanos que cubren más del 70% del planeta. Con cada nueva especie identificada, se abre una ventana a un mundo de misterios biológicos que aún esperan ser desvelados.