El 4 de junio se conmemora el Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión, una fecha que nos recuerda la dura realidad que enfrentan miles de niños en todo el mundo. A pesar de los avances en la protección infantil, muchos siguen sufriendo en silencio, víctimas de agresiones físicas, psicológicas y sexuales, a menudo dentro de su propio hogar. Esta jornada debería ser un recordatorio permanente de la responsabilidad que tenemos todos en la detección y prevención del maltrato infantil.
El Dr. Raúl Salmerón Ríos, presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) de Castilla-La Mancha, plantea una inquietante pregunta: ¿estamos los profesionales de la salud preparados y concienciados para identificar el maltrato infantil? Esta reflexión es crucial, ya que la Atención Primaria se convierte en la primera línea de defensa y, en algunos casos, en la última oportunidad para los más vulnerables.
Los profesionales de Atención Primaria tienen un papel fundamental en la detección del maltrato. No se trata solo de observar síntomas físicos, sino de conocer a las familias, sus dinámicas, silencios y ausencias. Los niños pueden enviar señales claras: dejan de sonreír, su rendimiento escolar disminuye sin razón aparente, aparecen lesiones inexplicadas o se incrementan las visitas a urgencias. A veces, incluso dejan de asistir a las consultas médicas. Esta realidad exige que los profesionales no esperen a tener certezas absolutas para actuar; la sospecha fundamentada es suficiente para activar los protocolos pertinentes.
Es esencial aclarar que el objetivo no es convertir a los médicos en investigadores o jueces. En lugar de eso, se trata de reconocer los signos del maltrato, no mirar hacia otro lado y saber cómo actuar dentro del marco legal. La colaboración interprofesional es vital, trabajando en red con pediatría, servicios sociales, salud mental y colegios. La protección de un menor no recae en un solo profesional, sino que cada uno de nosotros es un eslabón esencial en esta cadena de protección.
Desde la SEMG se reivindica la formación continua en la detección del maltrato infantil como un eje central en el desarrollo profesional. La premisa es clara: lo que no se ve, no se nombra; y lo que no se nombra, no se protege. Es fundamental que los profesionales estén equipados no solo con conocimientos, sino también con herramientas prácticas para abordar estas situaciones delicadas.
Más allá del diagnóstico, el compromiso y la prevención son claves en esta lucha. El Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión no es solo una conmemoración, sino una llamada a la conciencia colectiva. No se trata únicamente de una responsabilidad de los gobiernos o de los medios de comunicación; también es un deber de los profesionales de la salud. Prevenir el maltrato va más allá de identificar agresiones; implica fomentar un apego seguro, promover la parentalidad positiva, intervenir en las desigualdades sociales y alzar la voz cuando los derechos de los niños son vulnerados.
La sociedad no puede aceptar que existan niños víctimas inocentes. Este problema no debería requerir un día internacional para ser recordado. Sin embargo, mientras siga siendo necesario, es imperativo que no quedemos en silencio. Cada uno de nosotros tiene el poder de hacer la diferencia y de proteger a los más vulnerables. En un mundo donde los derechos de los niños deben ser una prioridad, la acción y la conciencia son más urgentes que nunca.