El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha ordenado acciones enérgicas contra los carteles de la droga, declarando que estas organizaciones son consideradas como “terroristas” por el devastador impacto que tienen en la sociedad. Esta postura fue reforzada por el Departamento de Estado de EE. UU., que ha dejado claro que su apoyo a los países de la región tiene como objetivo principal la defensa de vidas y la soberanía, evitando así cualquier forma de invasión militar.
A través de su cuenta en X, el Departamento de Estado enfatizó que su labor no busca “saquear territorio” sino “salvar vidas” y proteger a las naciones de los efectos nocivos de los carteles transnacionales. La declaración subrayó la gravedad de la situación, describiendo a los carteles como “terroristas sádicos” debido a la devastación provocada por drogas como el fentanilo, que causa miles de muertes al año en Estados Unidos.
En este contexto, la presidenta de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, se pronunció de manera contundente durante una conferencia matutina, asegurando que no habrá presencia militar estadounidense en el país. “Estados Unidos no va a venir a México con los militares, no va a haber invasión”, enfatizó, descartando cualquier posible intervención directa en el territorio mexicano.
El enfoque de la administración estadounidense se centra en la colaboración con los gobiernos locales para fortalecer la seguridad interna y proteger la soberanía de las naciones de la región. La estrategia también incluye la reducción del tráfico de drogas, con el objetivo de evitar que los carteles sigan generando violencia y pérdidas humanas tanto en Estados Unidos como en sus países vecinos.
Recientemente, se reportó que México ha entregado a 26 criminales, entre los cuales se encuentran líderes de organizaciones como el CJNG (Cártel de Jalisco Nueva Generación) y los Caballeros Templarios, a las autoridades estadounidenses. La DEA (Administración de Control de Drogas) calificó esta acción como un avance significativo en la lucha contra los carteles, lo que demuestra un compromiso por parte de México en la colaboración internacional para enfrentar este problema.
La situación actual pone de manifiesto la complejidad del fenómeno del narcotráfico en América Latina, donde la cooperación entre naciones es crucial para abordar un problema que trasciende fronteras. La respuesta de Estados Unidos y México refleja una nueva etapa en la lucha contra el crimen organizado, en la que se intenta equilibrar la necesidad de seguridad con el respeto a la soberanía nacional.
La declaración de Trump y las acciones que se están implementando podrían marcar un cambio significativo en la dinámica de la lucha contra el narcotráfico, pero también plantean preguntas sobre la efectividad de estas medidas y los posibles efectos secundarios en la región. A medida que ambos países buscan formas de colaborar, el futuro del combate al narcotráfico permanecerá en el centro del debate político y social.
