Un equipo de investigadores australianos ha revelado sorprendentes interacciones entre ballenas y delfines en el océano, donde se observó que ambas especies juegan y se relacionan de manera amistosa. El estudio, publicado recientemente en la revista Discover Animals, documenta encuentros en 17 países y destaca que en uno de cada cuatro casos la interacción fue positiva y mutua, sin signos de incomodidad.
El trabajo fue liderado por Olaf Meynecke, un reconocido experto en cetáceos de la Universidad de Griffith y director del programa Whales & Climate. En colaboración con la coautora Olivia Crawley, el equipo analizó un total de 199 interacciones entre 19 especies de ballenas barbadas y delfines, utilizando imágenes y videos proporcionados por operadores turísticos, fotógrafos y científicos.
Las ballenas jorobadas, conocidas por su naturaleza sociable, mostraron comportamientos intrigantes durante estos encuentros. Gestos como girar de lado, exhibir el vientre y acercarse lentamente a los delfines fueron observados, lo que sugiere un interés claro por parte de ambas especies. Meynecke señala que esta interacción podría reflejar elementos culturales entre los cetáceos. “Esta dinámica interespecífica añade una nueva dimensión a la ecología social de los mamíferos marinos y podría apuntar a elementos culturales en las sociedades de ballenas y delfines”, indica el investigador en un artículo que publicó en The Conversation.
Un aspecto notable del estudio es que los delfines son quienes generalmente inician el contacto, acercándose especialmente a la cabeza de las ballenas. Este comportamiento puede ser un intento de mantener contacto visual, lo cual es crucial para la comunicación entre estas especies. Además, a través de cámaras instaladas en los cetáceos, se observó que los delfines a menudo los siguen hasta el fondo marino, lo que sugiere que la búsqueda de interacción va más allá de la simple coincidencia.
La investigación abre la puerta a una mejor comprensión de las motivaciones detrás de estos encuentros. Meynecke concluye que “las ballenas y los delfines no solo coexisten: se buscan”. Este tipo de interacciones podría tener implicaciones importantes para la conservación y el estudio de las dinámicas sociales en el océano. Se espera que futuros estudios, que incluirán grabaciones acústicas y observaciones prolongadas, ayuden a esclarecer aún más estos comportamientos sociales.
El hallazgo de que estas especies marinas pueden establecer vínculos más complejos de lo que se pensaba anteriormente no solo es fascinante para los científicos, sino que también plantea preguntas sobre el entendimiento más amplio de la vida marina. En un mundo donde la conservación de los océanos se vuelve cada vez más urgente, conocer cómo interactúan y se comunican estas especies resulta esencial para su protección.
