Desde hace décadas, la leche ha sido considerada un elemento esencial para la salud ósea, promovida a través de campañas publicitarias y programas escolares. Sin embargo, recientes investigaciones sugieren que esta creencia podría ser más compleja de lo que se pensaba. Algunos especialistas ahora cuestionan la relación directa entre el consumo de leche y la fortaleza de los huesos.
El calcio, un mineral fundamental para la salud ósea, se encuentra en la leche. Una taza de leche entera contiene aproximadamente 300 miligramos de este nutriente. Las recomendaciones dietéticas en Estados Unidos sugieren que los adultos consuman entre 1000 y 1200 miligramos de calcio al día, mientras que otros países como el Reino Unido proponen un consumo de solo 700 miligramos. Este debate sobre la cantidad necesaria ha llevado a algunos expertos a cuestionar la narrativa de que la leche es indispensable.
Walter Willett, profesor de epidemiología y nutrición en la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de Harvard, señala que la idea de que la leche fortalece los huesos proviene de estudios a corto plazo y está influenciada por la industria láctea. Muchos individuos, especialmente aquellos que no consumen suficiente calcio, pueden experimentar un aumento en la densidad ósea al incrementar su ingesta, pero estos cambios suelen ser leves y no necesariamente se traducen en una reducción significativa del riesgo de fracturas.
Las investigaciones han mostrado que el aumento de la ingesta de calcio puede llevar a un incremento de hasta 3% en la densidad ósea, sin embargo, este beneficio se pierde si la ingesta no se mantiene a largo plazo. Willett destaca que muchos de estos estudios están basados en un período temporal muy corto, lo que limita su aplicabilidad a largo plazo.
Incluso hay evidencia que sugiere que es posible mantener huesos fuertes sin consumir leche. Una revisión de estudios realizada en 2020 reveló que en países con tasas bajas de fracturas de cadera, la ingesta de leche también era menor. Según René Rizzoli, exjefe del departamento de enfermedades óseas de los Hospitales Universitarios de Ginebra, para establecer una relación clara entre el consumo de leche y la salud ósea, se necesitarían ensayos clínicos específicos que hasta ahora no se han realizado.
La importancia del calcio en la dieta no puede ser ignorada, especialmente para grupos vulnerables como niños en crecimiento y adultos mayores. Los niños de 9 a 18 años requieren una mayor cantidad de calcio para favorecer su desarrollo, mientras que los adultos mayores ven una disminución en su densidad ósea a partir de los 50 años.
Un estudio clínico realizado en Australia en 2021 involucró a más de 7000 ancianos que fueron asignados a consumir sus raciones diarias normales de lácteos o aumentar su ingesta. Los resultados mostraron que aquellos que consumieron más lácteos redujeron su riesgo de caídas en un 11% y el riesgo de fracturas en un 33%. Aunque los investigadores no pudieron determinar si estos beneficios se debieron a huesos más fuertes o a otros factores, la investigación subraya la importancia de una dieta balanceada.
Además, la leche no es la única fuente de calcio. Otros alimentos como el tofu, pescados con espinas, verduras de hoja verde y jugos enriquecidos también ofrecen este mineral. Jeri Nieves, epidemióloga nutricional del Hospital de Cirugía Especial de Nueva York, señala que los productos lácteos fermentados, como el yogur y el queso, pueden ser opciones más beneficiosas, ya que suelen ser mejor tolerados por quienes son sensibles a la lactosa y están asociados con un menor riesgo de fracturas.
La conclusión es clara: si disfrutas de la leche, no hay razón para dejar de consumirla. Sin embargo, si no te agrada o no la toleras, existen múltiples alternativas que pueden proporcionarte el calcio necesario. La clave radica en mantener una dieta variada y equilibrada, junto con la práctica de ejercicio, para cuidar la salud ósea a lo largo del tiempo.