Un reciente estudio ha analizado el ADN extraído de los dientes de 13 soldados del ejército de Napoleón Bonaparte, enterrados en una fosa común en Vilnius, Lituania. Este análisis ha revelado la presencia de dos patógenos que, hasta ahora, no habían sido documentados en el contexto de la retirada de Rusia de 1812.
La Grande Armée, compuesta por aproximadamente medio millón de hombres, sufrió severas bajas, con cifras que alcanzan hasta 300,000 soldados muertos debido a condiciones extremas, incluyendo frío, hambre y enfermedades. Este nuevo estudio proporciona una perspectiva más detallada sobre las dificultades que enfrentaron los soldados, identificando las bacterias responsables de la fiebre paratifoidea y la fiebre recurrente transmitida por piojos.
El hallazgo se suma a investigaciones anteriores que ya habían señalado la circulación de otras infecciones, como el tifus, que también impactaron a las tropas. El biólogo molecular y genetista Nicolás Rascovan, del Instituto Pasteur, quien lideró la investigación publicada en la revista Current Biology, comentó que “si bien el frío, el hambre y el tifus han sido temas de conversación desde hace mucho tiempo, nuestros resultados muestran que la fiebre paratifoidea y la fiebre recurrente transmitida por piojos también estaban presentes y podrían haber contribuido al debilitamiento y la mortalidad”.
La fiebre paratifoidea, que se transmite a través de alimentos o agua contaminados, y la fiebre recurrente, que se propaga por piojos, presentan síntomas compatibles con los descritos en relatos históricos de la campaña. En el estudio, cuatro de los 13 soldados analizados dieron positivo por la bacteria de la fiebre paratifoidea, mientras que dos presentaron la bacteria de la fiebre recurrente.
A pesar de que un estudio anterior en 2006 identificó patógenos responsables del tifus y la fiebre de las trincheras, el análisis reciente no encontró evidencia de estas enfermedades. La información proporcionada por el ADN antiguo permite a los investigadores identificar infecciones que no podrían ser determinadas solo a partir de síntomas. Rascovan destacó que “la coexistencia de patógenos con diferentes vías de transmisión subraya la precaria situación sanitaria” que enfrentaron los soldados durante su retirada.
Las condiciones extremas que llevaron al fracaso de la campaña de Napoleón se vieron agravadas por la falta de suministros y el impacto del duro invierno ruso. Este estudio no solo enriquece la narrativa histórica sino que también ilustra cómo la ciencia del análisis de ADN antiguo puede ofrecer nuevas perspectivas sobre eventos históricos complejos.
Rascovan concluyó que “con una autenticación cuidadosa, la genómica revela qué patógenos estuvieron presentes, cómo evolucionaron y se propagaron, lo que ayuda a historiadores y científicos a reconstruir crisis complejas con mayor precisión”.































































