Las ondas gravitacionales, predichas por el físico Albert Einstein en 1916, fueron detectadas por primera vez el 14 de septiembre de 2015, casi un siglo después de su formulación teórica. Este descubrimiento marca un hito en la física moderna y proporciona una nueva forma de observar el universo, según el investigador y exdirector del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, Miguel Alcubierre Moya.
Pese a que desde la década de 1970 existía evidencia indirecta de la existencia de estas ondas, su detección directa fue un avance crucial. Alcubierre Moya explicó que las ondas gravitacionales son perturbaciones en el espacio-tiempo que se generan en eventos astrofísicos extremos, como la explosión de supernovas o la fusión de agujeros negros. Estas ondas se propagan a la velocidad de la luz, es decir, a 300,000 kilómetros por segundo, y son invisibles y difíciles de medir.
El investigador detalló que, si estas ondas atravesaran nuestro cuerpo, experimentaríamos cambios de forma, haciéndonos altos y flacos, y luego bajos y gordos repetidamente. Este fenómeno fue expuesto durante su conferencia magistral en el 11° Encuentro Universitario de Mejores Prácticas de Uso de TIC en la Educación, Educatic 2025, realizado en el Auditorio Manuel Sánchez Rosado de la Escuela Nacional de Trabajo Social.
La gravedad y su evolución teórica
Alcubierre Moya también revisó la historia de la gravedad, comenzando con la Ley de Gravitación Universal de Isaac Newton, que establece que la gravedad actúa de manera instantánea. Este concepto fue problemático, ya que implica que cualquier cambio en la posición del Sol sería percibido de inmediato por la Tierra. Aunque Newton se sintió incómodo con esta idea, consideró que era necesario esperar más avances para comprender mejor la naturaleza de la gravedad.
La situación se complicó con el desarrollo de la Teoría de la Relatividad General por parte de Einstein. Esta teoría, que culminó en 1915, demostró que la gravedad no es instantánea y que se propaga a la velocidad de la luz. Según Alcubierre, la Relatividad General no solo modifica la concepción de la gravedad, sino que redefine los conceptos de espacio y tiempo, describiendo un universo donde el espacio-tiempo se curva en presencia de masa y energía.
Al igual que el electromagnetismo anticipó las ondas electromagnéticas, la Relatividad General predice las ondas gravitacionales. Sin embargo, estos fenómenos son generados por eventos cósmicos lejanos y, a menudo, producen ondas extremadamente débiles que son difíciles de detectar en la Tierra.
Las instalaciones de detección de ondas gravitacionales
Desde hace más de una década, se han establecido varios observatorios en el mundo, como LIGO en Estados Unidos, Virgo en Italia, GEO 600 en Alemania y KAGRA en Japón, que han permitido la detección de estas ondas. La capacidad de medir las ondas gravitacionales abre nuevas puertas a la astronomía y proporciona una herramienta poderosa para estudiar fenómenos cósmicos que antes eran inaccesibles para los científicos.
Este avance no solo representa un triunfo para la física teórica, sino que también promueve el entendimiento del universo y sus misterios, marcando un importante paso en la historia de la ciencia. La comunidad científica continúa explorando las implicaciones de estos descubrimientos, prometiendo un futuro lleno de nuevos conocimientos y revelaciones sobre la naturaleza del cosmos.
