Bajo la vasta capa de hielo de la Antártida, un descubrimiento ha captado la atención de la comunidad científica: la Agencia Espacial Europea (ESA) ha identificado 85 estructuras previamente desconocidas que permanecen “activas” bajo el hielo. Este hallazgo, facilitado por el satélite CryoSat, revela un sistema oculto que tiene un impacto significativo en la dinámica de los glaciares y, por ende, en el futuro del nivel del mar.
Las estructuras subglaciares son en realidad lagos que se forman debido al calor interno de la Tierra y la fricción generada por el movimiento del hielo. Los investigadores han observado que estas masas líquidas no son estáticas; se llenan y drenan de manera cíclica, lo que afecta la estabilidad de la capa de hielo. Este descubrimiento ha ampliado el inventario de lagos activos en la región a un total de 231, brindando una visión sin precedentes del sistema hidrográfico que se encuentra oculto bajo el hielo.
Un análisis de datos recopilados durante una década por el CryoSat ha evidenciado cambios sutiles en la altura de la superficie helada, provocados por los procesos de llenado y vaciado de estos lagos. Además, los expertos han identificado cinco redes interconectadas, lo que sugiere una dinámica más compleja de lo que se había anticipado. La profesora Anna Hogg, de la Universidad de Leeds, expresó: “Fue fascinante descubrir que las áreas de los lagos subglaciares pueden cambiar durante los diferentes ciclos de llenado o drenaje”. Esto subraya la importancia de seguir monitoreando estos sistemas a medida que evolucionan.
El entendimiento de estos procesos es crucial para anticipar el aumento del nivel del mar. Hasta la fecha, los modelos que proyectaban este aumento no incluían de manera precisa la hidrología subglacial. Según la autora principal del estudio, Sally Wilson, estos nuevos datos permitirán una mejor comprensión del flujo de agua bajo el hielo, mejorando así las predicciones sobre el comportamiento de la capa antártica.
En 2016, la NASA hizo un descubrimiento en la Antártida que reveló un “agujero negro” de tamaño considerable. Para investigar, los científicos implementaron una técnica innovadora al colocar sensores en elefantes marinos, lo que les permitió obtener información sobre el entorno subglacial.
Martin Wearing, coordinador del Polar Science Cluster de la ESA, destacó la relevancia de los hallazgos: “Cuanto más entendamos los procesos complejos que afectan a la capa de hielo antártica, con mayor precisión podremos proyectar la magnitud del aumento del nivel del mar”. Sin embargo, hay un caso particular, el lago Vostok, que se encuentra a unos cuatro kilómetros de profundidad. Este lago se considera estable, aunque tiene un volumen de agua suficiente para llenar el Gran Cañón y más. Si llegara a vaciarse, el efecto sobre el equilibrio del hielo y los océanos podría ser significativo.