Desde julio de este año, los astrónomos han estado observando un objeto único en nuestro Sistema Solar: el 3I/ATLAS. Este cometa interestelar, que ha captado la atención de la comunidad científica, es el tercer cuerpo de este tipo identificado hasta la fecha. Su trayectoria, comportamiento y composición han generado un intenso debate sobre su naturaleza, lo que ha llevado a algunos a especular si podría tratarse de un fenómeno más allá de lo natural.
El 3I/ATLAS fue descubierto por el sistema ATLAS en Chile, lo que explica su nombre. Se le clasificó rápidamente como un objeto interestelar debido a su trayectoria hiperbólica, lo que implica que no está ligado gravitacionalmente al Sol. Según estimaciones de la NASA, alcanzará su perihelio, el punto más cercano al Sol, el 30 de octubre a aproximadamente 1,4 unidades astronómicas, equivalentes a unos 210 millones de kilómetros.
En relación a la Tierra, su máxima aproximación será de 1,8 unidades astronómicas, lo que significa que no representa ningún peligro para nuestro planeta. A pesar de ser considerado un cometa, el 3I/ATLAS muestra actividad incluso cuando se encuentra a grandes distancias del Sol, algo poco común en los cometas tradicionales. Su órbita es particularmente intrigante, ya que, aunque presenta una inclinación retrógrada, su plano orbital está casi perfectamente alineado con la eclíptica terrestre, desviándose menos de cinco grados.
En cuanto a su composición química, el 3I/ATLAS también destaca. Se ha detectado que está compuesto principalmente de dióxido de carbono, con menores cantidades de agua y trazas de monóxido de carbono. Esta mezcla sugiere que se formó bajo condiciones muy diferentes a las de los cometas que conocemos. Observaciones del telescopio James Webb han revelado que la proporción de CO2 en comparación con H2O es considerablemente mayor a la típica en otros cometas.
El interés que ha suscitado el 3I/ATLAS ha generado múltiples hipótesis. El astrofísico Avi Loeb, de Harvard, ha planteado la posibilidad de que este objeto sea una nave extraterrestre que desacelera al acercarse al Sol. Según Loeb, la “anti-cola” observada podría interpretarse como un mecanismo de frenado controlado, lo que lleva a considerar que el objeto tiene un origen tecnológico. Además, la alineación de su órbita con la eclíptica terrestre parece “estratégicamente calculada”, sugiriendo un posible contacto con civilizaciones extraterrestres.
No obstante, la comunidad científica tiende a ser más cautelosa. Muchos investigadores creen que el 3I/ATLAS es un cometa con características extremas procedente de otro sistema solar, desestimando la idea de que contenga signos de inteligencia extraterrestre. Algunos estudios lo clasifican como el cometa más antiguo jamás observado, con una edad estimada de más de 7,000 millones de años, lo que refuerza la teoría de que se formó en etapas muy tempranas de nuestra galaxia.
La Red Internacional de Alerta de Asteroides ha incluido al 3I/ATLAS en su lista de objetos de interés científico, asegurando que no representa un riesgo para la Tierra. La peculiaridad de su comportamiento y su composición continúan desafiando a los astrónomos, quienes siguen explorando y debatiendo su naturaleza.
En resumen, el 3I/ATLAS no solo es un objeto fascinante debido a su composición y trayectoria, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre el universo y la posibilidad de vida más allá de nuestro sistema solar.

































































