Un reciente estudio del grupo Geopat (Geomorfología, Paisaje y Territorio) de la Universidad de León, dirigido por Adrián Melón-Nava y Amelia Gómez-Villar, ha revelado un retroceso alarmante de la nieve en la cordillera Cantábrica debido al cambio climático. Este informe, publicado en Cuadernos de Investigación Geográfica, indica que las zonas de mayor altitud, especialmente aquellas por encima de los 1,500 metros, son las más afectadas.
Pérdida significativa de nieve
Los datos son contundentes: la extensión de la nieve invernal ha disminuido hasta un 16 % por década en cuencas como Omañana, Alto Sil, Luna y Carrión. La situación se agrava en primavera, donde las pérdidas superan el 2.4 % por década en altitudes superiores a los 2,000 metros. Además, la duración de la nieve más persistente ha caído hasta 8 días por década en las zonas más elevadas, lo que afecta seriamente a las estaciones de esquí y al turismo de invierno.
El estudio también reveló un acortamiento notable de la temporada de nieve: la fusión temprana se adelanta 2.7 días por década, mientras que la primera nevada significativa apenas muestra cambios. La duración media de esta primera nevada ha disminuido 12 días por década en altitudes superiores a los 2,000 metros. Estos cambios marcan un patrón preocupante, ya que la fecha de máxima cobertura de nieve se adelanta, concentrando los episodios de nieve en periodos más breves.
Factores detrás del retroceso
La persistencia de la nieve, medida a través del índice RDL, ha disminuido un 3.4 % por década en altitudes superiores a 1,500 metros, lo que evidencia una mayor intermitencia en su presencia. Los investigadores atribuyen estos cambios principalmente al aumento de las temperaturas y a la modificación de los patrones de precipitación, influenciados por fenómenos como la Oscilación del Atlántico Norte (NAO).
Las cuencas más afectadas son aquellas cuya nieve depende de flujos húmedos del oeste y suroeste, cada vez menos frecuentes. Para llevar a cabo este análisis, se utilizaron herramientas geoespaciales como Google Earth Engine, combinando datos de los satélites MODIS, Landsat y Sentinel-2, con resolución diaria de la cubierta nival. Aunque los autores reconocen limitaciones por nubosidad o vegetación densa, sus resultados son consistentes con estudios realizados en los Pirineos, Alpes y Himalaya.
Las implicaciones de esta disminución de la nieve son significativas: afecta la disponibilidad de agua en primavera y verano, altera la biodiversidad alpina y pone en riesgo la viabilidad económica de las estaciones de esquí. El estudio sugiere la necesidad de ampliar las series temporales y combinar los datos satelitales con observaciones terrestres, así como adaptar las políticas de gestión del agua y del turismo a un escenario con menos nieve.