Los cráteres de la Luna han captado la atención de la comunidad científica y varias naciones, gracias a un estudio reciente que sugiere la existencia de grandes reservas de metales preciosos y agua en forma de minerales hidratados. Estos recursos son vitales para futuras misiones espaciales y el desarrollo de nuevas tecnologías.
El análisis, dirigido por el astrónomo independiente Jayanth Chennamangalam, revela que cerca de 6,500 cráteres podrían albergar metales del grupo del platino, como el platino, rodio y paladio. Estos metales son muy valorados en las industrias médica e industrial, pero su disponibilidad en la Tierra es limitada y su extracción suele ser altamente contaminante.
Además de los metales, el estudio estima que más de 3,400 cráteres podrían contener agua lunar en forma de minerales hidratados. Este hallazgo es crucial para la realización de misiones tripuladas, ya que permitiría que los astronautas obtuvieran agua directamente de la Luna, eliminando la necesidad de transportar este recurso desde la Tierra, lo que reduciría costos y riesgos logísticos.
Este otoño, la NASA lanzará una misión hacia Psyche, un asteroide que se cree posee una riqueza de metales preciosos. Esta misión representa un paso inicial hacia la posible explotación minera de estos cuerpos celestes.
Los expertos afirman que, al impactar un asteroide en la superficie lunar, parte del material puede sobrevivir y acumularse en los picos centrales de grandes cráteres, lo que hace que la Luna sea un objetivo más accesible en comparación con la minería de asteroides cercanos a la Tierra, que presenta mayores desafíos.
Los cálculos realizados por el equipo de investigación han identificado 38 grandes cráteres como los más adecuados para albergar metales preciosos y 20 con potencial para contener agua concentrada. Aunque estas cifras son menores que las estimaciones iniciales, siguen superando las reservas conocidas en asteroides cercanos.
La investigación, publicada en la revista Planetary and Space Science, concluye que la forma más eficiente para localizar estos depósitos es a través de teledetección orbital, lo que permitiría evitar los altos costos y la incertidumbre de enviar sondas de aterrizaje.