Un fascinante estudio reciente ha puesto de relieve un comportamiento poco común y sorprendente en las orcas: el acto de compartir comida con humanos. Esta investigación, publicada en el Journal of Comparative Psychology, se basa en un análisis exhaustivo de encuentros documentados durante más de dos décadas, en los cuales las orcas ofrecieron presas a personas que se encontraban en botes, en aguas poco profundas o incluso en la playa.
El autor principal del estudio, Jared Towers, ecólogo de la organización Bay Cetology, destacó patrones consistentes de comportamiento prosocial en estos cetáceos. De los 34 encuentros analizados, el 66% de las orcas se acercó individualmente a los humanos, y el 50% entregó presas completas, como focas enteras. Lo más sorprendente es que, en casi todos los casos, las orcas esperaron alrededor de cinco segundos para observar la reacción de las personas. “Este no es un accidente, sino un intento deliberado de interactuar”, señaló Towers en declaraciones a Science Alert.
A pesar de que en la mayoría de los casos, el 88% de los encuentros resultaron en el rechazo de la comida por parte de los humanos, quienes seguían protocolos de seguridad, algunas orcas persistieron e intentaron ofrecer sus presas nuevamente. Los eventos estudiados fueron cuidadosamente verificados a través de videos, fotografías y testimonios, cumpliendo criterios estrictos: todos fueron iniciados por las orcas, sin provocación humana, y ocurrieron a una distancia menor que el tamaño de su cuerpo.
El estudio sugiere que este comportamiento podría estar vinculado a la notable inteligencia de las orcas, que poseen el segundo coeficiente de encefalización más alto después de los humanos. Además, su estructura social matrilineal juega un papel fundamental, ya que las hembras enseñan normas sociales a sus crías. A diferencia de los animales domesticados, como perros o gatos, estos actos representan ejemplos excepcionales de altruismo en la vida silvestre.
“Podría tratarse de curiosidad, juego o un intento genuino de conexión”, comentó Towers, sugiriendo que las orcas podrían estar buscando establecer un vínculo con los humanos. Este comportamiento único también puede estar relacionado con su situación como depredadores. Al no enfrentar competencia directa por alimento y ser capaces de cazar presas grandes que superan sus necesidades, las orcas pueden permitirse expresar estos comportamientos inusuales.
Este descubrimiento no solo desafía las percepciones sobre las orcas, sino que también invita a una reflexión más profunda sobre la relación entre humanos y animales en el océano. A medida que la ciencia avanza, queda claro que la inteligencia y la socialización en el reino animal son más complejas de lo que se había pensado anteriormente.