En un contraste notable dentro del equipo de Cruz Azul, el joven futbolista Amaury Morales llega a pie a las instalaciones de La Noria, utilizando el transporte público para sus traslados. Este enfoque más humilde contrasta con el de sus compañeros de equipo, quienes a menudo conducen autos de lujo.
El polaco Mateusz Bogusz, uno de los jugadores mejor remunerados de la plantilla, es un ejemplo de esta disparidad. Recientemente, ha sido visto al volante de un lujoso Porsche Panamera, un vehículo que representa un nivel económico muy diferente al de sus compañeros más jóvenes.
Antes de subir al Porsche, se le había visto llegar a su entrenamiento en un BMW M2 3.0, cuyo costo era de aproximadamente 1.8 millones de pesos (alrededor de 115 mil dólares). En cambio, el Porsche Panamera, considerado un auto de alta gama, tiene un precio que varía según el modelo, alcanzando hasta 4.06 millones de pesos mexicanos (unos 218 mil dólares) para el modelo más reciente, el Panamera Turbo E-Hybrid.
Este tipo de diferencias económicas son comunes en muchos equipos deportivos, y en Cruz Azul no es la excepción. La directiva, encabezada por Nicolás Larcamón, ha construido un proyecto deportivo que busca una conexión entre todos los jugadores, pero las disparidades en los estilos de vida son evidentes.
A pesar de su éxito en el campo y su creciente popularidad, Amaury Morales mantiene un fuerte vínculo con los aficionados, frecuentemente deteniéndose para firmar autógrafos y compartir momentos con ellos. Esto resalta su carácter accesible y su deseo de permanecer conectado con la base de seguidores del equipo.
En resumen, la situación de Amaury Morales y Mateusz Bogusz ilustra las distintas realidades dentro de un mismo equipo, donde la pasión por el fútbol se enfrenta a las diferencias económicas. Mientras uno llega caminando, el otro se desplaza en un símbolo de lujo y éxito.

































































