El encuentro que se celebró entre Tigres y Monterrey el 6 de abril de 1997, conocido por muchos como el “Clásico Regio”, dejó una huella imborrable en la memoria de los aficionados. En ese partido, Tigres logró una impresionante goleada de 6-3, un resultado que muchos recordarán por la intensidad y la emoción que generó.
A pesar de la magnitud de esta victoria, el partido nunca fue registrado oficialmente en la historia de la Liga MX. La razón detrás de esto radica en una controversia relacionada con la firma de un jugador clave, Donizete. Se alegó que su firma fue falsificada, lo que llevó a la anulación del resultado.
Este hecho ha generado múltiples debates entre los seguidores del fútbol mexicano, quienes aún discuten sobre la legitimidad de esa goleada. Para muchos, el 6-3 no sólo es un simple marcador, sino un símbolo de la rivalidad intensa que existe entre ambos equipos.
La historia del partido ha sido objeto de análisis y reflexión, planteando preguntas sobre la transparencia de las decisiones que se toman en el ámbito deportivo. La anulación del resultado no solo afecta a las estadísticas, sino que también impacta en la percepción que los aficionados tienen sobre la liga.
A medida que los años han pasado, el recuerdo de ese 6-3 se ha convertido en una leyenda, alimentando la narrativa de uno de los clásicos más emocionantes del fútbol mexicano. Sin embargo, la sombra de la controversia sigue presente, recordando a todos que no siempre lo que se vive en el campo de juego se refleja en los libros de historia.
La rivalidad entre Tigres y Monterrey continúa siendo uno de los aspectos más destacados del fútbol en México, y aunque aquel resultado nunca fue reconocido oficialmente, su legado perdura en la pasión de los fanáticos.


































































 
					 
								
				
				
			 
							 
							 
							 
							 
							 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				