Las islas de San Simón y San Antón, ubicadas en la ría de Vigo, han pasado de ser un oscuro campo de concentración a un reconocido Lugar de Memoria. Durante la Guerra Civil Española y el régimen franquista, estas islas albergaron más de 5,600 prisioneros, muchos de ellos mayores de 60 años, sufriendo condiciones extremas de hacinamiento y hambre.
Desde octubre de 1936 hasta el 15 de marzo de 1943, San Simón se transformó en un penal donde los republicanos eran recluidos, inicialmente provenientes de toda Galicia y luego de otras regiones como Asturias. Este cambio fue ordenado por el general Martínez Anido, quien decidió convertir el antiguo hospital de la isla en un campo de concentración para aliviar la saturación de las prisiones de la zona.
Condiciones inhumanas y resistencia
A pesar de que las islas parecían ofrecer mejores condiciones que otros penales, la realidad es que la vida allí era brutal. Se contabilizan más de 517 muertes, además de los asesinatos. Los prisioneros, en su mayoría ancianos, padecieron enfermedades y desnutrición, resultado del hacinamiento. En 1942, más de 1,500 condenados aún permanecían en San Simón, muchos de ellos esperando el final de penas que nunca llegarían.
En este contexto de sufrimiento, las mujeres de Cesantes, conocidas como “madrinas”, jugaron un papel crucial al llevar víveres y ropa a los reclusos, actuando como un puente entre ellos y sus familias. Esta solidaridad ha sido reconocida en el informe del Boletín Oficial del Estado (BOE), que destaca la importancia de las islas como símbolo de resistencia.
Reconocimiento y legado
Con la reciente declaración de las islas como Lugar de Memoria, se busca honrar a quienes padecieron en ese lugar. La resolución de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática marca un paso significativo hacia la reparación de la memoria histórica y el reconocimiento de las atrocidades cometidas durante la dictadura franquista.
Así, las islas de San Simón y San Antón, antes símbolo del sufrimiento, se convierten ahora en un lugar de reflexión y memoria, recordando la resistencia y la lucha por la dignidad humana frente a la opresión. En tiempos donde la memoria histórica es más relevante que nunca, estos espacios nos recuerdan la importancia de no olvidar y de construir un futuro más justo.
