Un día triste para el fútbol sudamericano. Más de 300 personas fueron detenidas tras los graves incidentes que se registraron en el Estadio Libertadores de América durante el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa Sudamericana entre el Independiente de Avellaneda y la Universidad de Chile. Apenas transcurría el minuto 2 de la segunda mitad cuando el árbitro se vio obligado a suspender el encuentro debido a enfrentamientos entre hinchas de ambos equipos.
Los disturbios comenzaron en la zona alta de las gradas, lo que llevó a que se reportaran heridos graves. Según medios argentinos, la situación se tornó incontrolable, lo que obligó a las autoridades a intervenir. En el banquillo de Independiente se encontraba Iván Marcone, exjugador de Cruz Azul, quien expresó su consternación ante lo sucedido, mientras que jugadores y el cuerpo técnico pidieron calma a los aficionados, pero sus esfuerzos fueron en vano.
Comunicado de la CONMEBOL
Pocos minutos después de la suspensión, la CONMEBOL emitió un comunicado confirmando la cancelación del partido. “La Dirección de Competiciones y Operaciones de la CONMEBOL informa que, en función a la falta de garantías de seguridad por parte del club local y de las autoridades de seguridad, se ha tomado la decisión de cancelar el encuentro entre Independiente y Universidad de Chile”, se lee en el documento.
Este tipo de incidentes no son nuevos en el fútbol sudamericano, donde la violencia entre hinchas ha sido un problema recurrente. Las autoridades deportivas están considerando sanciones severas, incluyendo la posible eliminación de ambos equipos de la competencia.
La situación generó un fuerte debate en redes sociales, donde aficionados y analistas del fútbol expresaron su preocupación por la seguridad en los estadios. La realidad es que la cultura del fútbol en Sudamérica requiere un cambio profundo para garantizar la seguridad de los espectadores.
Este lamentable episodio ocurre en un contexto donde la pasión por el deporte reina, pero es fundamental que se tomen medidas efectivas para evitar que la violencia empañe el espectáculo que millones de aficionados disfrutan.