El Bajo Putumayo, en la región Loreto, se enfrenta a una grave crisis ambiental y de salud: un estudio realizado por el Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCIA) revela que el 83% de los habitantes analizados presentan niveles de mercurio que superan los límites de seguridad establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta alarmante situación es consecuencia directa de la expansión de la minería ilegal de oro en la Amazonía, que está poniendo en riesgo a comunidades enteras.
El mercurio en la dieta amazónica
El estudio, que analizó muestras de personas, peces y sedimentos en tres comunidades del Bajo Putumayo, encontró que el 32% de los peces examinados contenían niveles de mercurio superiores a lo recomendado por la OMS. En contraste, en otras cuencas como Nanay y Pintuyacu, los valores fueron del 14% y en los mercados apenas del 5%. “La vía de exposición a mercurio para poblaciones humanas es el consumo de pescado, ya que el mercurio se transforma en su forma más tóxica en el agua y entra a la cadena alimenticia”, explicó Claudia Vega, coordinadora del programa Mercurio de CINCIA.
Las comunidades amazónicas, que dependen en gran medida de la pesca, son las más vulnerables. Vega advirtió que “el mercurio se le llama la intoxicación silenciosa, porque tarda bastante tiempo en mostrar los síntomas, y las poblaciones más vulnerables son los niños, porque el mercurio puede atravesar la placenta y llegar al cerebro del feto”. Los síntomas de intoxicación pueden incluir problemas de aprendizaje, del habla y deformidades físicas.
Expansión minera y sus consecuencias
A pesar de que la minería ilegal en el Bajo Putumayo es aún incipiente, los resultados son preocupantes. Vega comparó la situación actual con la experiencia de Madre de Dios, en Perú: “Los datos de 15 años de evidencia muestran que cuando entra la minería ilegal, las concentraciones de mercurio en los peces aumentan de tres a cinco veces”. Si esta tendencia continúa, los niveles de mercurio en la población de Loreto podrían alcanzar niveles catastróficos, similares a los casos de Minamata en Japón.
El aumento del precio del oro ha incentivado esta actividad, y Vega destacó que “la principal actividad humana de emisión de mercurio en el planeta es la minería artesanal, utilizada para la extracción de oro”. Esta situación se agrava con la entrada de mercurio al Perú a través de redes criminales transnacionales, incluyendo organizaciones mexicanas.
A pesar del panorama sombrío, se ha reportado que la presencia de dragas en el Putumayo no está disminuyendo, sino que está en aumento, lo que agrava la crisis sanitaria.
Recomendaciones y acciones del Estado
El estudio de CINCIA no solo expone un problema, también ofrece recomendaciones para mitigar riesgos inmediatos. Se sugiere orientar a las comunidades sobre cómo identificar los peces más seguros para consumir. “No es dejar de comer pescado, sino elegir el pescado más seguro. Los peces predadores o carnívoros tienden a tener los niveles más altos de mercurio”, aconsejó Vega, quien también proporcionó un método sencillo para que las pobladoras identifiquen estos peces.
Más allá de las acciones individuales, Vega enfatizó la necesidad de una intervención estatal: “La idea es utilizar la información para tomar decisiones. Es fundamental evitar que la minería siga expandiéndose”. El CINCIA ha entregado los resultados del estudio a la Autoridad Regional de Salud (Geresa), al Gobierno Regional de Loreto, al Ministerio de la Producción (Produce) y a la Marina de Guerra, con el objetivo de coordinar medidas efectivas.
“Si dejamos que la minería entre, estamos negligenciando la salud de la población”, concluyó Vega, resaltando la urgencia de la situación y la responsabilidad de las autoridades para actuar de inmediato.