La emblemática banda de metal Metallica ha llevado a cabo una contundente acción legal contra el gobierno de Estados Unidos, exigiendo la retirada de un video oficial que utilizaba sin autorización su famoso tema ‘Enter Sandman’. Este incidente revela una vez más cómo la música se entrelaza con la política y los derechos de autor, un tema que ha generado controversia en múltiples ocasiones.
El pasado 11 de julio, el Departamento de Defensa de EE.UU. publicó en su cuenta de X (anteriormente Twitter) un video donde el secretario de Defensa, Pete Hegseth, promovía las capacidades militares del país con drones. Para acompañar la presentación, se utilizó la icónica canción de Metallica, lanzada en 1991. Sin embargo, el video no permaneció mucho tiempo en línea antes de que la banda reaccionara.
Metallica no tardó en emitir un aviso de infracción por derechos de autor. En respuesta a esta acción, el Pentágono se vio obligado a eliminar el video original y a publicar una nueva versión sin la música. Un vocero del Departamento de Defensa explicó: “Representantes de X se comunicaron con nosotros respecto a un video publicado en nuestra página de redes sociales y pidieron que fuera eliminado debido a un problema de derechos de autor con la canción ‘Enter Sandman’ de Metallica. El video ha sido retirado, corregido y vuelto a subir”.
Este no es un caso aislado en la historia reciente de la política estadounidense. Bajo la administración de Donald Trump, varios artistas han denunciado el uso indebido de sus canciones en eventos políticos sin el consentimiento necesario. Bandas y músicos de la talla de ABBA, The Rolling Stones, Bruce Springsteen, y Rihanna han expresado su descontento por situaciones similares, donde su música ha sido utilizada para fines que no comparten.
Un ejemplo reciente de esta problemática se dio cuando la banda Semisonic denunció el uso de su tema ‘Closing Time’ en un video de la Casa Blanca, que presentaba una imagen de un migrante esposado. La frase que acompañaba el video, “No tienes que volver a casa, pero no puedes quedarte aquí”, generó la indignación de los músicos, quienes afirmaron: “No autorizamos ni aprobamos de ninguna manera que la Casa Blanca usara nuestra canción. Y no, no nos lo pidieron. La canción habla de alegría, posibilidades y esperanza, y no la han entendido en absoluto”.
Por su parte, el año pasado, The White Stripes llevó su caso a los tribunales tras el uso indebido de su exitoso tema ‘Seven Nation Army’. Jack White, líder de la banda, publicó en Instagram una copia de la queja legal, acompañada de la frase contundente: “Esta máquina demanda a los fascistas”. Este tipo de reacciones pone de manifiesto el fuerte vínculo entre la música y la defensa de los derechos de los artistas.
Incluso la célebre cantante Céline Dion se manifestó contra el uso de su icónica canción ‘My Heart Will Go On’ durante un mitin de Trump, cuestionando: “¿Y en serio, ESA canción?”. Este tipo de situaciones ha generado un clima de tensión entre artistas y el gobierno, donde la música, un medio de expresión y arte, se convierte en un instrumento de propaganda política.
Metallica, fiel a su larga trayectoria de defensa de los derechos de los artistas, ha demostrado que no se quedará callada. Con un solo riff, logró que el Pentágono reconsiderara su uso indebido de la música. La banda continúa siendo un referente no solo en el ámbito musical, sino también en la lucha por los derechos de autor y la integridad artística.
En un contexto donde la música y la política a menudo chocan, el caso de Metallica resalta la importancia de obtener el permiso adecuado antes de utilizar el trabajo de un artista. La defensa de los derechos de autor es un asunto que trasciende fronteras y que, sin duda, seguirá generando debate en el futuro.
