La selección mexicana de fútbol se encuentra en una etapa decisiva en el Mundial Sub-20, donde enfrentará al anfitrión, Chile. Después de una actuación sólida en la fase de grupos, donde no sufrió derrotas, el equipo consiguió su pase a la siguiente fase. En su camino, México logró un empate ante España y una victoria convincente sobre Marruecos, lo que ha aumentado las expectativas entre sus seguidores.
Se resalta el desempeño de figuras como Gilberto Mora, quien ha sido clave en el ataque, anotando goles importantes y mostrando una presencia dinámica en el campo. Junto a él, el talento de Obed Vargas también ha sido fundamental para el equipo en este torneo.
En la historia de los Mundiales Sub-20, México ha tenido un historial favorable cuando se enfrenta a los anfitriones. En su debut en 1977, el equipo mexicano se midió a Túnez y logró una victoria contundente de 6-0. En otras ediciones, como en 1979, empató 1-1 contra Japón y en 2011 sorprendió a Colombia con un triunfo de 3-1. Estos resultados positivos han cimentado la reputación del equipo ante las sedes.
En cuanto a los Mundiales Sub-17, un ejemplo destacado ocurrió en 2015, cuando México se enfrentó a Chile en los octavos de final y logró una victoria de 4-1, después de haber comenzado el partido con desventaja. En 2017, en el mismo escenario, el resultado fue un empate 0-0 en la fase de grupos. Sin embargo, en 1993, el equipo cayó ante Japón, que era el anfitrión, con un marcador de 1-2.
Un aspecto interesante es que México ha demostrado un carácter fuerte al enfrentar a los anfitriones, muchas veces remontando situaciones adversas y mostrando resiliencia en momentos cruciales, como se vio en el Mundial Sub-17 de 2015.
Con la mirada puesta en el próximo encuentro, la afición espera que el equipo mantenga su forma y logre avanzar en este torneo tan importante, reafirmando su posición en el fútbol juvenil internacional.
