El régimen de anticipos del Impuesto a las Ganancias se ha convertido en un obstáculo significativo para la liquidez y la inversión en el entorno empresarial mexicano. Este sistema exige el pago de impuestos antes de que se generen utilidades, lo que afecta la capacidad de las empresas para financiar sus proyectos y limitar su crecimiento.
Según el análisis de expertos, la tributación debería aplicarse únicamente a las ganancias efectivas. No obstante, el régimen actual obliga a los contribuyentes a pagar anticipos basados en proyecciones que pueden no concretarse, lo que contradice el principio de legalidad establecido en los artículos 17 y 19 de la Constitución Nacional.
Uno de los problemas fundamentales es la violación del principio de capacidad contributiva. Los anticipos se basan en estimaciones que, en ocasiones, pueden resultar en pérdidas. Esto provoca una pérdida patrimonial injustificada, ya que el Estado retira liquidez sin una razón válida, lo que afecta el derecho de propiedad de las empresas.
La falta de liquidez repercute en la actividad productiva. Las empresas, al verse obligadas a pagar impuestos anticipados, se convierten en financiadoras involuntarias del Estado, lo que asfixia sus operaciones. En un contexto donde se busca contener la inflación, este tipo de políticas contradicen los objetivos de crecimiento económico.
Además, la incertidumbre jurídica genera un clima desfavorable para los empresarios. Al tener que tributar sobre ingresos aún no obtenidos, el futuro se torna incierto. La Ley General de Sociedades impide la distribución anticipada de utilidades, lo que complica aún más la situación al restringir el uso de capital en momentos críticos.
Esto tiene un efecto dominó que afecta al consumo y al empleo. La reducción de recursos disponibles lleva a menos inversión y, en consecuencia, a un descenso en la generación de empleo y en el consumo, creando un ciclo negativo que perjudica la recaudación fiscal.
Por otro lado, el régimen de anticipos presenta una contradicción inherente. Se considera inconstitucional debido a la exigencia de tributos sin la existencia del hecho imponible. Esto no solo afecta a las empresas, sino que también debilita la capacidad del Estado para recaudar en el futuro. Como señala Warren Buffett, el verdadero crecimiento de las ganancias radica en la reinversión, que se ve comprometida cuando los recursos se retiran antes de generar beneficios.
Es crucial que el Estado reevalúe su enfoque fiscal para fomentar un entorno donde la inversión y la liquidez sean prioridades. Eliminar el régimen de anticipos no solo liberaría capital de trabajo, sino que también permitiría un desarrollo sostenible a largo plazo, beneficiando a la economía en su conjunto.
El autor del análisis es abogado especializado en derecho tributario, quien enfatiza que es necesario que las políticas fiscales sirvan a la sociedad y no al contrario. La prosperidad de una nación no puede depender exclusivamente de la carga tributaria.