Las exportaciones de café brasileño a Estados Unidos se desplomaron un 46% en agosto en comparación con el mismo mes del año pasado, debido a la implementación de aranceles adicionales del 50% impuestos por el Gobierno de Donald Trump. Según datos del Consejo de los Exportadores de Café en Brasil (Cecafé), el país norteamericano adquirió apenas 301,000 sacos de café durante el mes, en su mayoría negociados antes de que entraran en vigor estos aranceles.
Impacto en el mercado del café
Este desplome de las exportaciones ha tenido un efecto dominó en el mercado, haciendo que Estados Unidos pierda su posición como principal destino del café brasileño, que ahora ocupa Alemania. La caída en las ventas al país del norte contribuyó a un descenso general del 17.5% en las exportaciones de café brasileño, que totalizaron 3.1 millones de sacos de 60 kilos.
El presidente de Cecafé, Márcio Ferreira, destacó que los aranceles estadounidenses fueron determinantes en este retroceso. Señaló que la imposición de estas tasas “desordenó” el mercado y provocó “movimientos especulativos”. Así, advirtió que los consumidores en Estados Unidos enfrentarán precios más altos y una posible escasez de café, ya que “no hay oferta suficiente de otros países para reemplazar el café brasileño”.
Acumulado del año y proyecciones
En cuanto al acumulado del año, el informe de Cecafé indica que Brasil embarcó 25.3 millones de sacos entre enero y agosto de 2024, lo que representa una caída del 20.9% respecto al mismo periodo del año anterior. No obstante, a pesar de este retroceso, la facturación alcanzó un récord para este período, totalizando 9,668 millones de dólares, impulsada por el aumento de precios.
En los primeros ocho meses de 2024, Estados Unidos siguió siendo el principal destino del café brasileño, con 4 millones de sacos adquiridos, lo que representa el 15.9% de los embarques totales. Le siguieron Alemania con 3.07 millones, Italia con 1.9 millones, Japón con 1.6 millones y Bélgica con 1.5 millones.
La situación actual del café brasileño, marcada por los aranceles, plantea un panorama incierto para productores y exportadores, mientras los consumidores tanto en Brasil como en Estados Unidos comienzan a sentir las repercusiones de estas decisiones comerciales.