CIUDAD DE MÉXICO. 14 DE SEPTIEMBRE DE 2025.- En México, los jóvenes de la Generación Z (18 a 28 años) comienzan sus primeras experiencias laborales con gran entusiasmo, pero ese optimismo se desvanece rápidamente. El Reporte de Felicidad Organizacional 2025 revela que el país sufre la mayor caída en la región: hasta 18 puntos porcentuales menos en felicidad laboral tras el primer año de trabajo. Este fenómeno contrasta con la estabilidad de generaciones mayores, como los Baby Boomers (57 a 75 años), que mantienen niveles de felicidad cercanos al 94%.
De la ilusión a la frustración
Las experiencias de los jóvenes trabajadores ilustran esta drástica caída en la satisfacción. Iván Servín, un filmmaker de 27 años, comparte que su entusiasmo persiste gracias a su pasión por la grabación y edición, pero reconoce que las condiciones laborales son un peso: “Yo creo que mi nivel de felicidad está como en un 8, porque me gusta grabar y editar. Algo que me genera frustración es que en marketing no hay algo sólido”, comenta. Además, lamenta la falta de tiempo libre, teniendo solo un día y medio de descanso.
El informe confirma que la falta de equilibrio entre vida y trabajo, así como la rigidez de horarios, son los principales factores de insatisfacción entre la Generación Z.
La precariedad laboral y sus efectos
Para otros jóvenes, el impulso inicial hacia el empleo está más relacionado con la necesidad económica que con el entusiasmo. Carlos Bonilla, diseñador industrial de 26 años, admite que aceptó su trabajo por motivos económicos y para ganar experiencia: “Lo que más me motivó fue la parte económica y obtener experiencia, porque muchos trabajos te piden experiencia, pero no te la dan.” Aunque su situación laboral ha mejorado en comparación con empleos anteriores, todavía enfrenta limitaciones que afectan su bienestar: “Lo ideal es que mínimo pagaran las horas extras. También creo que los horarios deberían ser más humanos.”
Las estadísticas respaldan esta realidad: las empresas con menos del 60% de colaboradores felices presentan 9.4 puntos más de rotación que aquellas con más del 90%. Esta alta rotación impacta directamente en los costos de contratación, capacitación y productividad.
En casos extremos, la desilusión puede llegar antes de cumplir un año. Lilyan, de 25 años y empleada en el sector restaurantero, califica su felicidad laboral con apenas un 3 de 10. “Sinceramente no fue lo que esperaba. Mi motivación ha disminuido y ahora solo estoy guardando capital para dedicarme a otra cosa”, confiesa. La monotonía y la presión por cumplir con plazos incrementan el descontento, y el reporte destaca que México y Chile son los países donde la Generación Z experimenta las caídas más drásticas en felicidad laboral.
Más que un problema anímico, esto se convierte en un reto financiero. La felicidad laboral no solo afecta el bienestar personal, sino también la salud financiera de las empresas. Aquellas con mayores niveles de satisfacción entre sus empleados presentan mejores márgenes de utilidad bruta y menor riesgo financiero. De hecho, por cada punto adicional en el índice de felicidad organizacional (NHS), la probabilidad de caer en el 10% de las compañías con peor margen disminuye en 4%.
Según Milenio, esto implica que la desmotivación entre los jóvenes no es solo un desafío para los departamentos de recursos humanos, sino que también puede comprometer la rentabilidad y continuidad de las organizaciones. La felicidad en el entorno laboral influye directamente en los resultados económicos de las empresas.
En México, las condiciones laborales son un tema candente. Movimientos como #YoPorLas40Horas, que promueve la reducción de la jornada laboral semanal, y la Ley Silla, que busca garantizar descansos para empleados que trabajan de pie, reflejan la presión social por transformar la organización del trabajo.
La Generación Z no solo está marcando tendencias en cuanto a satisfacción laboral, sino que también lanza una advertencia clara: sin condiciones justas, horarios razonables y oportunidades reales de crecimiento, los jóvenes no permanecerán en sus empleos. Esta decisión no solo afecta su bienestar, sino que desafía a México a replantear el futuro del trabajo.
