En una sorprendente intervención, las autoridades de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos interceptaron más de 23 kilos de carne de mono y 5 kilos de carne de rata en el Aeropuerto Metropolitano de Detroit. Este cargamento, proveniente de África, fue hallado en el equipaje de pasajeros que arribaron desde Togo y la región centroafricana.
Detalles del hallazgo
De acuerdo con los informes, la carne de mono pertenece a la especie Cercopithecus solatus, conocido como mono de cola dorada, originaria de África Central. Por otro lado, la carne de roedor fue detectada en las maletas de un viajero que llegaba desde Togo, en África Occidental. Ambos pasajeros enfrentaron una multa de 300 dólares cada uno por el intento de introducir estos productos prohibidos.
La directora del puerto de entrada de Detroit, Fadia Pastilong, destacó la importancia de estas intercepciones para crear conciencia sobre la importación ilegal de carne de caza. “Esto demuestra cómo trabajamos con agencias colaboradoras para prevenir un potencial brote de enfermedad”, afirmó.
Riesgos para la salud pública
Expertos en salud pública alertan sobre los peligros del consumo de este tipo de carne, conocida como “bushmeat” o carne de monte. Este tipo de productos conlleva un alto riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas, tales como el ébola y la viruela símica (mpox), debido a que a menudo se consumen crudos o con un procesamiento mínimo.
El director de Operaciones de Campo de la CBP, Marty C. Raybon, mencionó que aunque las incautaciones de carne de primate son poco comunes, en Detroit se han encontrado productos agrícolas inusuales como caracoles gigantes y cráneos de animales. “La mayoría de las veces no es un acto malintencionado, pero es nuestro deber proteger el territorio nacional”, aseguró.
Vale la pena recordar que, aunque en algunas culturas africanas esta carne se considera un manjar, su importación está prohibida en Estados Unidos por razones de bioseguridad y conservación de especies. La realidad es que estas medidas son cruciales para proteger tanto la salud pública como el medio ambiente.