La situación de la vivienda en España ha alcanzado un nivel crítico, evidenciado por una creciente brecha en el acceso a este recurso fundamental para la población residente. Un análisis reciente de Funcas revela que, a pesar de que el sector de la construcción muestra signos de recuperación, la capacidad de compra de la clase media y los trabajadores se ha deteriorado de forma alarmante.
El último indicador de esta crisis es contundente: el costo medio de adquisición de una vivienda ya equivale a 7,7 años de ingresos disponibles anuales de las familias, cifra que supera el nivel registrado antes de la pandemia. Este dato resalta la carga económica sin precedentes que enfrentan los hogares y redirige la demanda hacia el sector del alquiler, donde también se experimenta un aumento de precios debido a la escasez de oferta.
Un factor clave que contribuye a esta descompensación es la alta demanda de compradores extranjeros. A pesar de que los residentes no españoles representan solo el 7,5% de las transacciones, su considerable poder adquisitivo en áreas con alta demanda provoca que el mercado se desplace de la realidad económica de los locales.
El aumento de la presión en el mercado de compraventa se traduce en un sobrecalentamiento del sector del alquiler. Según un informe del Banco de España, la proporción de familias que alquilan sus viviendas a precios de mercado ha crecido del 10,4% al 15,4% en 2023, un aumento que supera significativamente la media en Europa y que pone de manifiesto el desplazamiento forzado de la demanda.
Sin embargo, el problema de fondo radica en la falta de viviendas asequibles. El mercado español arrastra un déficit estructural, con una producción de nuevas construcciones que resulta insuficiente. Datos de la Asociación de Consultoría Inmobiliaria y Colliers indican que en 2024 se registró un déficit de 134,649 viviendas comparado con la creación de nuevos hogares. Otras estimaciones del Banco de España elevan la necesidad a cerca de 700,000 unidades de vivienda social o a precios accesibles.
Actualmente, el mercado está dominado por transacciones de viviendas de segunda mano, que representan más del 90% de las operaciones, mientras que las viviendas protegidas solo constituyen el 3% de las compraventas. La incapacidad de amplios sectores de la población para acceder a viviendas a precios razonables tiene repercusiones que trascienden la esfera social.
Funcas advierte que la crisis habitacional está minando el crecimiento demográfico, un elemento crucial para el buen desempeño de la economía española. La escasez de vivienda asequible obstaculiza la llegada de mano de obra extranjera, cuyo crecimiento ya muestra signos de desaceleración, afectando negativamente la competitividad y expansión económica del país.
Por lo tanto, es imperativo priorizar la construcción de un amplio parque de vivienda asequible, dado que el gasto público en este sector en España (0,19% del PIB) está muy por debajo de la media europea (0,7% del PIB), lo que pone en riesgo la estabilidad futura del mercado inmobiliario.

































































