La alimentación de las abejas melíferas enfrenta una crisis sin precedentes. El cambio climático, junto con la agricultura intensiva y la pérdida de hábitats florales, ha reducido drásticamente la disponibilidad de polen, su principal fuente de proteínas y micronutrientes. Esta situación no solo pone en peligro la supervivencia de las abejas, sino que también amenaza la polinización de alrededor del 70% de los cultivos que sustentan el suministro alimentario mundial.
Una dieta artificial revolucionaria
Ante este panorama alarmante, un equipo internacional de investigadores ha desarrollado una alternativa que podría transformar el futuro de la apicultura: una dieta artificial completa capaz de sustituir al polen natural y mantener colonias saludables incluso en condiciones extremas de estrés nutricional. El estudio, publicado en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, reveló que las colonias alimentadas con esta fórmula produjeron crías de forma constante de mayo a octubre, superando ampliamente a las dietas comerciales actuales que han llevado al colapso de colonias en menos de 72 días.
Hallazgos clave y el isofucosterol
Uno de los hallazgos clave de la investigación fue identificar al isofucosterol como un micronutriente indispensable para las abejas. Su ausencia provocó una caída drástica en la producción de cría y graves problemas neuromusculares. Curiosamente, otro esterol considerado crítico, el 24-metileno colesterol, resultó ser mucho menos determinante de lo esperado.
El alimento, desarrollado en colaboración con la empresa belga APIX Biosciences, tiene el aspecto de una “barrita energética”, similar a las que consumen los humanos. Se coloca dentro de la colmena, donde las abejas jóvenes procesan y distribuyen los nutrientes esenciales al resto de la colonia. “Las abejas necesitan variedad en su dieta para sobrevivir, pero cada vez les resulta más difícil encontrarla”, afirmó Brandon Hopkins, profesor de la Universidad Estatal de Washington (WSU).
Resultados prometedores en campo
Las pruebas de campo realizadas en plantaciones de arándanos y girasoles en Washington mostraron resultados prometedores. Las colonias suplementadas con la nueva dieta crecieron hasta duplicar el tamaño de aquellas que no recibieron alimento adicional, además de mostrar una mayor resistencia al traslado y a la falta de forraje natural.
Mientras que las colonias con dietas comerciales comenzaron a colapsar a los 36 días y no sobrevivieron más de 72, aquellas alimentadas con la dieta artificial permanecieron activas y estables por más de 108 días. El desarrollo de esta dieta tomó más de 10 años de pruebas con miles de combinaciones de ingredientes, hasta lograr una fórmula capaz de sostener a las colonias de manera indefinida, según Thierry Bogaert, autor principal del estudio y presidente de APIX Biosciences.
