La vendimia del año 2025 en la región de Montilla-Moriles ha enfrentado una de las crisis más severas en su historia, con una reducción del 50% en la producción de uva debido a la plaga de mildiu y las extremas temperaturas que azotaron la provincia durante más de dos semanas.
Históricamente, los viñedos de Montilla-Moriles han sido fundamentales en la economía y la identidad de Córdoba. Sin embargo, este año, el sector vitivinícola ha tenido que lidiar con pérdidas sin precedentes. Según Asaja Córdoba, tras completar el 40% de la recolección, se anticipa que la producción total se situará entre los 13 y los 15 millones de kilos de uva, una cifra que contrasta drásticamente con los más de 80 millones de kilos que se cosechaban hace apenas dos décadas.
La situación es alarmante. Juan Manuel Centella, presidente de la Sectorial de la Viña de la organización agraria, ha calificado la caída de la cosecha como la más significativa desde la histórica campaña de 2003, cuando se recolectaron 86,1 millones de kilos. El recuerdo más reciente de una caída tan drástica se remonta a 2012, con 27,6 millones de kilos, pero la actual realidad es aún más desalentadora.
A pesar del aumento del 25% en los precios, que ahora rondan el euro por kilo, este repunte no logra compensar los daños, estimados entre 15 y 20 millones de euros. En los lagares, se ha trabajado principalmente con la variedad autóctona Pedro Ximénez, comenzando la vendimia con variedades blancas tempranas como Chardonnay, Moscatel y Verdejo. La producción de uva tinta también se ha visto afectada, cerrando con apenas 300,000 kilos, lo que representa la mitad de la cosecha del año anterior.
Desde la cooperativa La Aurora, su presidente, Antonio López Pérez-Barquero, expresó su preocupación al señalar que la vendimia 2025 podría concluir entre los 15 y 20 millones de kilos, en comparación con los 28,5 millones del año anterior. “Estamos muy justos para poder enlazar una campaña con otra”, lamentó, subrayando que las existencias de vino blanco son mínimas.
El futuro inmediato del sector vitivinícola en Córdoba requiere atención urgente. Más allá de las cifras y los balances económicos, cada racimo perdido representa un fragmento de la memoria y la cultura de la Campiña Sur cordobesa.