El presidente Nicolás Maduro anunció este lunes la activación de un “plan especial” que movilizará a 4.5 millones de milicianos en todo el territorio venezolano. Esta medida se presenta como una respuesta defensiva ante las recientes acciones de Estados Unidos, que incluyen un aumento a 50 millones de dólares en la recompensa por su captura y el despliegue de fuerzas militares en el Caribe bajo una operación antidrogas.
“Vamos a garantizar la cobertura con más de 4.5 millones de milicianos preparados, activados y armados para defender la paz de la patria”, declaró Maduro durante un acto transmitido por televisión estatal. El presidente tildó las acciones de Washington como “extravagantes, estrambóticas y estrafalarias”, enfatizando la determinación de su gobierno frente a lo que considera una agresión.
Escalada en la tensión bilateral
La movilización de milicianos ocurre días después de que el gobierno estadounidense confirmara el envío de efectivos navales y aéreos al Caribe, con el objetivo de combatir, según su versión, redes de narcotráfico vinculadas a Venezuela. No obstante, Caracas y sus aliados, como Cuba, denuncian que esta estrategia busca presionar al gobierno chavista, al que Washington acusa de narcoterrorismo.
Maduro, quien desde 2020 enfrenta una orden de captura emitida por fiscales estadounidenses, insistió en que su país “no se doblará” y llamó a las milicias bolivarianas, cuerpos civiles armados creados durante el gobierno de Hugo Chávez, a intensificar su preparación. “Estamos ante una nueva fase de agresión imperial”, advirtió el mandatario.
Reacciones internacionales
Por su parte, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, respaldó nuevamente a Caracas, reiterando que América Latina “debe ser zona de paz” y condenando la “injerencia” estadounidense. Mientras tanto, Diosdado Cabello, número dos del chavismo, insistió en que la DEA —y no Venezuela— es “el verdadero cártel”.
Esta situación ha generado preocupación en la región, donde varios países observan de cerca el desarrollo de este conflicto entre Venezuela y Estados Unidos, que podría tener repercusiones no solo a nivel político, sino también en la seguridad regional.