Los sismos históricos ocurridos el 19 de septiembre de 1985 y 2017 han tenido un impacto significativo en la industria de seguros en México. Estos eventos no solo causaron devastación, sino que también llevaron a un cambio en las coberturas y reformas en el sector asegurador.
El terremoto de 1985, con una magnitud de 8.1, dejó más de 30,000 heridos y causó la destrucción de 30,000 viviendas. Las pérdidas materiales fueron cuantificadas en 4,100 millones de dólares, una cifra que resaltó la vulnerabilidad del país ante fenómenos naturales. Posteriormente, el 20 de septiembre de ese mismo año, un segundo temblor de 7.6 magnitudes provocó el colapso de estructuras ya debilitadas.
Más de tres décadas después, el sismo del 19 de septiembre de 2017, con una magnitud de 7.1, resultó en 369 decesos y daños estimados en 62,099 millones de pesos. Estos acontecimientos han instaurado en la conciencia colectiva de la población la idea de que septiembre es el mes de los sismos.
La actividad sísmica constante en México ha llevado a un crecimiento en la demanda de seguros. Según datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), el promedio de hogares asegurados en el país es de 26.5%, lo que implica que de 35.2 millones de viviendas, 9.3 millones están aseguradas. Sin embargo, este porcentaje sigue siendo bajo en comparación con países como Alemania o España, donde el aseguramiento supera el 70%.
Antes del sismo de 2017, solo el 4% de las viviendas contaban con un seguro contra incendios y riesgos catastróficos, y la mayoría de estas pólizas estaban ligadas a créditos hipotecarios. Tras los sismos, muchas aseguradoras comenzaron a ofrecer coberturas más amplias que ahora incluyen daños por fenómenos naturales, lo que ha permitido que más propietarios y arrendatarios obtengan protección financiera.
El crecimiento de la industria aseguradora ha sido impulsado no solo por la mayor conciencia sobre los riesgos, sino también por la construcción de obras públicas que requieren seguros. La Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF) destaca que la Brecha de Cobertura del Seguro (BCS) se incrementó un 26% entre 2005 y 2022, evidenciando el crecimiento de bienes asegurables, especialmente en el sector vivienda.
Norma Alicia Rosas, directora general de la AMIS, enfatiza la importancia del seguro como una herramienta esencial para la recuperación inmediata tras un desastre. En este contexto, es crucial que los ciudadanos estén preparados y cuenten con un plan de protección civil y un seguro que cubra sus bienes ante eventualidades.
En conclusión, los sismos del 19 de septiembre han sido catalizadores de cambios significativos en la industria aseguradora en México, resaltando la necesidad de una mayor protección y conciencia sobre los riesgos sísmicos que enfrenta el país.