Con el regreso de Donald Trump a la presidencia, la industria de detención de inmigrantes en Estados Unidos experimenta un crecimiento sin precedentes. Las políticas migratorias más estrictas y un presupuesto histórico para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) han llevado a que la población migrante detenida supere las 60 mil personas, un incremento del 54% en comparación con la administración anterior.
Expansión de las prisiones privadas
El gobierno federal ha destinado 45 mil millones de dólares al ICE para ampliar su capacidad de detención, mientras recorta empleos y fondos en otras áreas. Las empresas privadas Geo Group y CoreCivic, principales operadoras de centros migratorios, son las principales beneficiadas; sus acciones se dispararon tras la victoria electoral de Trump y han recibido miles de millones de dólares en contratos federales.
Según el Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC), un alarmante 86% de los detenidos se encuentra en instalaciones privadas. El gobierno planea duplicar la capacidad de detención a 107 mil personas para enero de 2026, mediante la apertura o expansión de 125 centros de detención. Los contratos anuales con estas compañías ya superan los mil millones de dólares, muchos de los cuales se han otorgado sin licitación bajo el argumento de “emergencia nacional”.
Protestas y advertencias
Desde enero, el ICE ha adjudicado 353.5 millones de dólares a Geo Group, 148 millones de dólares a CoreCivic y 313 millones de dólares a CSI Aviation, encargada de vuelos de deportación. Este rápido crecimiento ha generado protestas locales en comunidades como Baldwin (Míchigan) y Mason (Tennessee), donde se reabren prisiones para alojar migrantes.
A pesar del rechazo social, ambas compañías defienden que solo proveen “soluciones de alta calidad” y no aplican directamente las leyes migratorias. “Cada vez hay más incentivos para encarcelar a personas en centros de detención migratoria. Cuantas más personas detienen, más crece su negocio”, advirtió Stacy Suh, directora de Detention Watch Network, quien alertó que la expansión del ICE podría “transformar drásticamente la esencia de la sociedad estadounidense”.