La modelo Valentina Gilabert ha denunciado públicamente una serie de amenazas de muerte y acoso por parte de Marianne Gonzaga, la joven que la atacó con más de 15 puñaladas en febrero de 2023. A pesar de que Gonzaga pasó solo cinco meses en prisión, las secuelas de ese violento incidente persisten, especialmente en el entorno digital.
Un ataque que cambió vidas
El brutal ataque obligó a Valentina a ser hospitalizada de urgencia y a someterse a múltiples cirugías en manos, pulmón, tórax y pecho. Según los informes oficiales, los celos habrían sido el móvil del crimen, relacionados con la relación entre Valentina y la expareja de Marianne. Este hecho ha dejado una profunda huella en la vida de Gilabert, quien lucha por recuperar su normalidad.
Después de recuperar la libertad, Gonzaga ha vuelto a las redes sociales, donde comparte su versión de los hechos. En sus publicaciones, ha culpado a Valentina de “malas actitudes”, incluso llegó a decir: “Una no nace loca, la vuelven loca”. Este tipo de declaraciones han alimentado un grupo de seguidores que justifican su ataque, generando un ambiente de hostilidad hacia la víctima.
Acoso digital y amenazas incesantes
Valentina ha hecho eco de los ataques digitales, revelando que Marianne la ha amenazado directamente. En un video, expresó: “Es injusta la forma en que la gente me está agrediendo. Recibo amenazas y mensajes groseros y molestos. Todo esto porque la persona que intentó quitarme la vida está difamando cosas sobre mí”. Detalló un mensaje recibido el 30 de enero, en el que se le advertía que “iba a amanecer en una bolsa y que iba a amanecer sin vida”, acompañado de fotos de su casa.
La modelo también ha denunciado el impacto mediático que ha tenido su caso, afirmando: “Se está viendo como un chisme esta situación cuando para mí es mi realidad. Esta es mi vida”. Gilabert insistió en que el ataque de Gonzaga fue premeditado, afirmando: “Literalmente me agredió 16 veces. Ella sí me amenazó y sí fue premeditado”. Estas afirmaciones reflejan la angustia y el sufrimiento que continúa viviendo.
Valentina enfatizó la necesidad de que cesen las agresiones y solicitó que se reconozcan no solo el ataque físico que sufrió, sino también las amenazas y el acoso constante que ha recibido en redes sociales. Negó la versión de Gonzaga sobre burlas e infidelidad, y aseguró que no es la única víctima de la influencer: “No es la primera vez que esta persona es agresiva, lo ha sido con muchas otras personas que desgraciadamente han terminado hospitalizadas”.
La realidad de Valentina es un recordatorio de cómo un crimen violento no termina con la liberación del agresor, especialmente en la era digital, donde los ataques y las amenazas pueden prolongarse y afectar gravemente la vida de la víctima. Mientras Valentina continúa su proceso de recuperación, pide respeto y responsabilidad tanto de la agresora como de quienes la siguen en línea.
