Un número creciente de soldados israelíes está rehusando servir en la guerra que el primer ministro Benjamin Netanyahu ha intensificado contra Gaza. Este escenario se agrava tras las acusaciones de genocidio por parte de la Asociación Internacional de Estudiosos del Genocidio, mientras aproximadamente 40,000 reservistas fueron convocados el 2 de agosto de 2023. Se anticipa que otros 90,000 se movilicen para finales del primer trimestre de 2026, pero los informes indican que la disposición a cumplir con estas órdenes está disminuyendo.
Un contexto de resistencia y descontento
Israel tiene un servicio militar obligatorio que abarca un período de 18 a 36 meses para quienes terminan la secundaria, con ciertas excepciones. Tras los ataques de Hamas el 7 de octubre de 2023, se activó una de las movilizaciones más grandes de la historia israelí, con 360,000 reservistas llamados al servicio. Sin embargo, ahora los comandantes enfrentan dificultades para encontrar suficientes soldados dispuestos a servir, con una caída estimada del 30% al 50% en la aceptación de reclutamiento, según la emisora nacional Kan.
Entre los que se niegan a participar, un estudio de +972mag revela que solo alrededor de 1,500, es decir, el 1.5%, de los soldados que se negaron de octubre de 2023 a abril de 2025 lo hicieron por razones ideológicas y éticas. La mayoría, sin embargo, expresa su agotamiento ante una guerra que parece no tener fin y que no logra resolver la situación de los rehenes israelíes.
Impacto político y social del rechazo
La negativa de una parte de los reservistas israelíes no solo plantea un problema logístico para Netanyahu, sino que también tiene un impacto político significativo. Históricamente, los israelíes que se niegan a servir han hecho esto como un medio de desafío a las políticas gubernamentales. La distinción entre los adolescentes que se niegan a enlistarse completamente y aquellos que rechazan el servicio de reserva es crucial; los primeros suelen identificarse como “objetores de conciencia” debido a su oposición ideológica a la ocupación israelí de Palestina.
Un grupo de estudiantes de secundaria expresó su rechazo en 2021, afirmando: “Es nuestro deber oponernos a esta realidad destructiva uniendo nuestras luchas y negándonos a servir a estos sistemas violentos, el principal de ellos a los militares”. Estos jóvenes suelen ser vistos como anarquistas radicales, mientras que los reservistas enfrentan una mezcla de simpatía y rechazo en la sociedad israelí, ya que anteriormente cumplieron con su deber nacional.
Como señaló un reciente negador en un artículo del New York Times, “negarse a servir no es una traición al estado. Negarse es la única forma de salvarlo”, reflejando un creciente sentimiento de descontento en la sociedad israelí.
El movimiento de los ‘refuseniks’ ha tenido precedentes históricos, comenzando con la primera guerra del Líbano en 1982, donde 3,000 reservistas firmaron una petición de rechazo. Este movimiento, conocido como Yesh Gvul, ha promovido el rechazo selectivo y ha apoyado a aquellos que han sido encarcelados por negarse a servir en los territorios palestinos ocupados.
Durante la segunda Intifada, surgió otra ola de rechazo, y los reservistas comenzaron a ganar legitimidad al hablar desde la experiencia del campo. Más recientemente, en medio de protestas contra reformas judiciales en 2023, 1,000 pilotos de combate se negaron a servir, citando la amenaza a la democracia israelí.
A medida que más israelíes expresan públicamente su oposición al gobierno, la creciente ola de soldados que se niegan a combatir podría complicar aún más los planes de Netanyahu en Gaza. Sin embargo, a lo largo de los últimos dos años, ha demostrado que no se deja influir por la presión interna o internacional para cesar su ofensiva.
La realidad es que el rechazo de los soldados no solo refleja un descontento con la guerra, sino también un cambio en la percepción de la obligación militar en Israel, marcando una nueva era en la que la resistencia civil podría redefinir el futuro del país.
