Los devastadores incendios forestales en Portugal han cobrado la vida de al menos cuatro personas, entre ellas un zapador forestal, y han llevado a la detención de dos sospechosos acusados de provocar uno de los fuegos. Este trágico balance refleja la gravedad de la situación actual, con un verano marcado por la devastación y la emergencia en varias regiones del país.
Tragedia en el noreste de Portugal
Este sábado, el forestal Daniel Esteves falleció debido a las graves quemaduras que sufrió mientras combatía un incendio en Sabugal, en el distrito de Guarda, cerca de la frontera con Salamanca y Cáceres. Esteves, de 45 años, había resultado con quemaduras en el 75% de su cuerpo el pasado martes y, a pesar de los esfuerzos de los equipos de emergencia para estabilizarlo y trasladarlo en helicóptero al Hospital de São João en Oporto, no logró sobrevivir a la madrugada del sábado. El hospital indicó que su condición se complicó por problemas de salud preexistentes.
La respuesta institucional ha sido contundente, con el primer ministro Luís Montenegro expresando su pésame y agradeciendo a la familia de Esteves. Asimismo, el presidente Marcelo Rebelo de Sousa lamentó la pérdida, evidenciando la preocupación nacional ante una crisis que desafía constantemente a los equipos de protección civil.
Un verano trágico y devastador
Esteves se suma a las otras tres víctimas fatales registradas este verano por incendios forestales en Portugal: el exalcalde Carlos Dâmaso, fallecido el 15 de agosto; un bombero que perdió la vida en un accidente mientras se dirigía al municipio de Fundão; y un hombre de 75 años que murió tratando de extinguir un fuego en Mirandela, Braganza. Estos incidentes han convertido este verano en uno de los más mortales en la historia reciente del país.
La magnitud de la crisis es alarmante. Hasta el 22 de agosto, se habían perdido casi 234,000 hectáreas de territorio, según datos de Europa Press. Este año, Portugal ha registrado una superficie afectada cercana a las 278,000 hectáreas, un reflejo de la emergencia sin precedentes que enfrenta el país. A raíz de esta devastación, Portugal solicitó la activación del Mecanismo Europeo de Protección Civil para recibir apoyo internacional.
Detenciones y nuevos incendios
En un desarrollo relacionado, la Policía Judicial detuvo a dos hombres de 20 y 23 años, sospechosos de haber provocado un incendio en Lousã el 18 de agosto. Los detenidos, que utilizaron un mechero para iniciar el fuego en una zona rural con densa vegetación, se enfrentan a cargos serios, especialmente dado el contexto de altas temperaturas y baja humedad que incrementó el riesgo de incendios.
La colaboración entre la Policía Judicial, la Guardia Nacional Republicana y el Instituto de Conservación de la Naturaleza y los Bosques fue clave para localizar y arrestar a los sospechosos, quienes pronto estarán a disposición judicial.
La tensión en el territorio portugués se intensificó también por el inicio de dos incendios calificados como “muy violentos” en el municipio de Pedrógão Grande, conocido por la tragedia de 2017 que dejó más de 60 muertos. A las 14:27 horas locales, se reportó el primer incendio en la zona de São Vicente, movilizando a 247 efectivos, 57 vehículos y 12 medios aéreos. Un segundo foco de incendio se originó a las 15:30 horas en Graça, lo que puso a prueba los recursos de los bomberos, quienes actuaron rápidamente para evitar una mayor tragedia.
