Una alimentación adecuada es crucial para el rendimiento académico de los universitarios, ya que influye en su capacidad de concentración, energía y memoria. Mantener buenos hábitos alimenticios no solo proporciona la energía necesaria para el aprendizaje, sino que también potencia la memoria y la habilidad para asimilar información. En contraposición, una dieta poco saludable puede llevar a la fatiga y somnolencia, afectando negativamente el rendimiento escolar.
El papel de los snacks entre clases es fundamental. Estos alimentos, consumidos entre las comidas principales, ayudan a controlar el apetito y a mantener niveles estables de glucosa, lo que se traduce en una energía constante durante las actividades académicas. Se recomienda elegir opciones naturales, evitando los productos altamente procesados.
Para que un snack sea efectivo y beneficioso, debe poseer ciertas características esenciales: debe incluir los tres macronutrientes (carbohidratos, proteínas y lípidos), no debe ser la fuente principal de calorías del día, y debe ser bajo en azúcares refinados y grasas saturadas. También es importante evitar un exceso de edulcorantes.
Existen muchas opciones de snacks saludables, fáciles de llevar y consumir entre clases. Algunas sugerencias incluyen frutas y verduras frescas o cortadas, como sandía, mango, kiwi, piña, manzana, jícama, pepino o zanahoria, que se pueden sazonar con sal, chile y limón. Otra opción son los yogures bebibles, preferiblemente sin azúcares añadidos, como el yogur griego, así como oleaginosas y frutos secos, como nueces, almendras o pistaches.
Por otro lado, hay alimentos que deberían ser evitados o consumidos con moderación, ya que pueden perjudicar la concentración y el rendimiento académico. Entre ellos se encuentran las frituras y productos empanizados, que pueden causar somnolencia. También se deben evitar azúcares y harinas refinadas, así como bebidas azucaradas como refrescos y jugos, que generan picos de glucosa y, por ende, cansancio. El exceso de cafeína, que puede provocar taquicardia, nerviosismo e insomnio, también debe ser moderado.
Incorporar snacks saludables en la rutina diaria no requiere de cambios drásticos. Con algunos ajustes sencillos se puede lograr un impacto positivo. Se sugiere planificar anticipadamente la lista de compras, optar por frutas y verduras de temporada o congeladas, que son más accesibles y fáciles de preparar, y dedicar entre 15 y 30 minutos al día, o un día a la semana, para preparar alimentos y snacks. Utilizar recipientes o loncheras facilitará el transporte de estos alimentos de manera práctica. Por último, identificar los momentos del día en que se presenta mayor hambre permitirá programar colaciones que generen saciedad.
Este artículo ha sido elaborado por Paulina Ochoa, Delia Estrada y Jorge García, académicos de la Universidad Autónoma de Guadalajara.