El accidente cerebrovascular (ACV) es una de las principales causas de muerte y discapacidad en adultos, afectando a aproximadamente 15 millones de personas anualmente en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. En Argentina, se reportan alrededor de 60,000 casos al año, lo que hace necesario actuar rápidamente para minimizar secuelas.
Tipos de ACV y su impacto
Existen dos tipos de ACV. El isquémico, que se presenta cuando una arteria se obstruye, y el hemorrágico, que ocurre cuando una arteria se rompe. Ambos tipos requieren atención inmediata para evitar daños irreversibles en el cerebro. Según el doctor Adolfo Savia, médico emergentólogo y director médico de la Clínica de Rehabilitación Otamendi, las primeras 4 horas y media tras el inicio de los síntomas son cruciales para mejorar las probabilidades de recuperación.
“Para reducir la mortalidad del ACV y disminuir las secuelas, hay que atender bien y rápido”, enfatizó Savia, quien también coordina el Excellence Stroke Training Center (ESTC) en Buenos Aires. Este programa busca capacitar a profesionales de la salud sobre el manejo de ACV, enfocándose en la importancia de un tiempo de respuesta adecuado.
Capacitación y acceso a atención
Desde su lanzamiento en noviembre de 2024, el ESTC ha capacitado a más de 400 profesionales de Argentina y otros países de la región, como Uruguay y Colombia, con el objetivo de alcanzar a 975 profesionales hacia finales de este año. La formación incluye simulaciones prácticas que permiten a los participantes reconocer y actuar ante los síntomas del ACV de manera efectiva.
El doctor Matías Alet, neurocirujano y capacitador en el programa, destacó que uno de los mayores desafíos es la falta de conocimiento de la población sobre los síntomas del ACV. “Es vital que la gente reconozca signos como la pérdida de fuerza o dificultad en el habla”, comentó Alet, quien también enfatizó que la actitud de las personas puede ser un obstáculo para buscar atención inmediata.
Las cinco señales de alarma del ACV son: dificultades en el habla, adormecimiento o torcedura de la cara, pérdida de fuerza, pérdida de visión y dolor de cabeza intenso. “La educación es clave para que la comunidad comprenda que el ACV es una emergencia que puede cambiar vidas”, agregó el doctor Savia.
El tratamiento del ACV isquémico, que representa alrededor del 87% de los casos, debe iniciarse dentro de las 4.5 horas posteriores a la aparición de los síntomas. Existen tratamientos efectivos, como la trombólisis, que requieren un acceso rápido y coordinado a la atención médica.
Por lo tanto, es fundamental que los pacientes no se trasladen en automóvil, sino que llamen a emergencias, donde se inicia el protocolo de atención. “La espera de la ambulancia es clave, ya que se activa el tratamiento desde el momento en que el paciente es atendido”, concluyó Alet.
El ESTC no solo busca mejorar la atención médica, sino también cambiar la percepción negativa que históricamente ha rodeado al ACV. “Hoy sabemos que hay tratamientos eficaces, pero es imprescindible actuar rápidamente”, enfatizó Savia, resaltando que cada segundo cuenta.
En abril de 2025, el programa se expandirá a Colombia mediante una alianza con la Universidad de La Sabana, lo que representa un avance significativo en la capacidad de respuesta ante el ACV en la región.
La realidad es que la educación y la capacitación médica pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte, así como mejorar la calidad de vida de quienes sufren un ACV. Actuar rápido y reconocer los síntomas son pasos vitales que todos debemos aprender.