Las protestas en Indonesia han estallado en respuesta a la brutalidad policial, dejando un saldo trágico de tres muertos. Este viernes, un mototaxista fue atropellado por la policía en Yakarta, lo que desató manifestaciones violentas en varias ciudades, incluyendo Macasar, donde se registraron enfrentamientos que culminaron en un incendio devastador.
Un fin de semana de caos
Las manifestaciones comenzaron tras la difusión de imágenes que mostraban el atropello del mototaxista, lo que generó una ola de indignación popular. El secretario del consejo municipal de Macasar, Rahmat Mappatoba, confirmó que las víctimas quedaron atrapadas en un edificio en llamas durante los disturbios, que se intensificaron cuando los manifestantes lanzaron piedras y cócteles Molotov, incendiando propiedades públicas y vehículos.
La violencia se extendió a otros puntos del país, incluyendo la turística isla de Bali, donde cientos de estudiantes y conductores de mototaxis se congregaron frente a la sede policial. “Queremos llamar la atención internacional sobre la injusticia legal y la impunidad de los delitos policiales”, declaró un manifestante a AFP.
TikTok y la respuesta del gobierno
En respuesta a la escalada de tensiones, la red social TikTok decidió suspender temporalmente sus transmisiones en vivo en Indonesia, país que cuenta con una de las mayores bases de usuarios de la plataforma, superando los 100 millones. Esta decisión busca evitar que la red social se convierta en un espacio de agitación durante las protestas.
Por su parte, el presidente indonesio, Prabowo Subianto, enfrenta sus momentos más críticos desde que asumió el cargo en octubre de 2022. Ha solicitado calma a la población, ordenando una investigación sobre la muerte del mototaxista y prometiendo que los responsables serán llevados ante la justicia. Hasta el momento, se han detenido a siete policías implicados en el incidente.
Las manifestaciones de este fin de semana reflejan el creciente descontento en Indonesia, donde la corrupción y las dificultades económicas han alimentado la frustración social. Las calles de ciudades como Macasar y Yakarta seguirán siendo el escenario de un pueblo que exige justicia y rendición de cuentas.