En una jornada inesperada, Rodolfo Samsó, popularmente conocido como Alacrán, regresó a Buenos Aires para participar en el renacimiento de ChaChaCha, un fenómeno teatral que marcó una época hace casi tres décadas. La llamada del productor Giuliano Bacchi desde Miami, donde residía, propició este reencuentro con su pasado y su ciudad natal.
Al llegar, Samsó se encuentra a solo dos cuadras del emblemático Obelisco. Con una taza de café en mano, reflexiona sobre su regreso: “Me siento como en las películas, cuando llaman al comisario que ya se da por retirado para que cumpla una última misión”. Esta declaración evoca la nostalgia y la emoción de un artista que ha recorrido un largo camino en el mundo del humor.
Los recuerdos de su infancia en Buenos Aires, donde creció cerca de la cancha de San Lorenzo, lo inundan. “Pintábamos las calles de azul y rojo”, recuerda. Es en ese ambiente donde se forjan sus primeras memorias de la risa y la diversión, a pesar de reconocer que no siempre fue el mejor en el baile o en los deportes.
La trayectoria de Samsó no se limitó al humor. A pesar de su talento natural con la guitarra, la vida lo llevó por otros senderos. “Cuando empecé a estudiar teatro, lo hacía como un hobby, nunca imaginé dedicarme a esto”, confiesa. Sin embargo, una serie de eventos lo condujeron a la actuación, y su maestro lo impulsó a descubrir su potencial cómico.
La historia de Alacrán en el mundo del entretenimiento comenzó en los pubs de Buenos Aires a fines de los años 80. Conoció a destacados comediantes y fue parte de un movimiento que cambiaría el humor argentino. Fue en Parakultural, un espacio donde se gestaron muchos talentos, donde su carrera despegó. “Estaba verde como un loro”, dice sobre sus inicios, pero su dedicación y aprendizaje lo llevaron a consolidarse como un referente del humor.
En 1992, una llamada de Alfredo Casero lo llevó a formar parte de “De la cabeza”, un programa que revolucionó la televisión argentina. Alacrán se convirtió en un rostro conocido, y su humor resonó en el público, dejando una huella indeleble en la comedia local.
A lo largo de los años, Samsó ha enfrentado altibajos en su carrera, incluyendo un periodo en Miami tras un intenso ritmo de trabajo en Argentina. Sin embargo, su regreso al escenario con ChaChaCha marca no solo un capítulo nostálgico, sino también una renovada conexión con su audiencia.
El 15 de diciembre, el telón de ChaChaCha se cerrará en el Movistar Arena, lo que podría ser una despedida definitiva. “No sé qué vendrá después”, admite Samsó, pero su gratitud es palpable: “Estoy agradecido por todo lo que pasó y lo que está pasando”. Su regreso no es solo un acto nostálgico, sino una celebración viva del humor que ha perdurado a lo largo de las décadas.
La magia que se genera en cada función sigue intacta para Alacrán, quien, a pesar de su trayectoria, continúa sintiendo la emoción del escenario. “Se sigue dando la magia”, concluye, reconociendo que cada aplauso es un recordatorio de su legado en la comedia argentina.
