El nuevo ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arístides Guerrero, rindió protesta este lunes en el Senado de la República en una situación que ha capturado la atención del país. Guerrero, quien llegó en silla de ruedas y asistido con un tanque de oxígeno, se presentó a pesar de las complicaciones de salud derivadas de un reciente accidente automovilístico.
El accidente, que ocurrió en la Ciudad de México días antes de su toma de protesta, le causó fracturas en el tórax y la nariz, lo que generó preocupaciones sobre su capacidad para ejercer el cargo. A pesar de que el Senado había sugerido posponer la ceremonia hasta su recuperación, Guerrero decidió no esperar más y asumir su puesto en el máximo tribunal del país.
Un acto de compromiso
La imagen de Guerrero, vestido con un traje formal y sentado en su silla de ruedas azul, ha sido interpretada de diversas maneras. Mientras algunos celebran su determinación y compromiso con el servicio público, otros han cuestionado la necesidad de exponer su salud en un evento tan relevante. La periodista Leti Robles de la Rosa reportó que fuentes cercanas confirmaron que, aunque Guerrero necesitó hospitalización, su estado se considera estable.
Hasta el momento, ni la SCJN ni el Senado han emitido un pronunciamiento oficial sobre la situación médica del nuevo ministro o cómo podría afectar su desempeño en el cargo. Sin embargo, se espera que tras la protesta, Guerrero se incorpore de lleno a las actividades judiciales, marcando el inicio de su mandato en un contexto tan complejo.
Reacciones ante un nuevo reto
Las reacciones a su llegada son diversas: algunos lo ven como un símbolo de resiliencia, mientras que otros advierten sobre los riesgos de asumir responsabilidades en un estado de salud comprometido. La decisión de Guerrero de presentarse ante el Senado no solo refleja su compromiso, sino también un momento de reflexión sobre el papel de los funcionarios públicos en situaciones adversas.
Este acontecimiento no solo marca el inicio de una nueva etapa en la SCJN, sino que también plantea preguntas sobre la salud y el bienestar de sus integrantes. La sociedad observa de cerca cómo se desarrollará esta historia y cómo Guerrero enfrentará los retos que vienen con su nuevo rol.