Desde el inicio de la temporada de lluvias, Culiacán ha sido testigo de un problema recurrente: el desbordamiento de aguas negras en distintas zonas de la ciudad. Esta situación se ha agravado con la reciente fuga de drenaje en la calle Carlos Salinas de Gortari, popularmente conocida como ‘malecón nuevo’. El líquido residual brota a presión de una de las alcantarillas, desembocando en una rejilla que conecta con el río Tamazula, lo que lamentablemente contamina el cuerpo de agua.
Bajo el puente de la avenida Aquiles Serdán, los conductores de automóviles, camionetas y otros vehículos se ven obligados a frenar bruscamente para evitar ser salpicados por el agua contaminada. Aquellos que deciden avanzar con rapidez, en cambio, terminan mojando no solo sus vehículos, sino también a los transeúntes que caminan por la acera, generando un ambiente de incomodidad y riesgo.
La fuga se ha mantenido presente desde el 9 de julio, y hasta el mediodía del pasado viernes, no se había presentado personal de la Junta Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Japac) para atender el problema. Esta falta de respuesta ha suscitado inquietud entre los residentes y comerciantes de la zona.
David, un vendedor de lichis ubicado a pocos metros de donde ocurre la fuga, expresó su frustración ante la situación. “Cada que llueve un poco, dura dos o tres días así. Se calma un rato, pero vuelve a llover y vuelve a brotar la fuga”, comentó. Aunque reconoce el riesgo que esto representa para su salud, admitió que no había reflexionado sobre cómo podría afectar sus ventas. “Puede afectar mi salud, pero todavía no me ha afectado. La gente le saca la vuelta y a lo mejor me está afectando las ventas, y no me había dado cuenta”, agregó.
Este no es un problema nuevo para los habitantes de Culiacán. En ocasiones anteriores, vecinos de la colonia Alto de Bachigualato también han padecido desbordamientos de aguas residuales, especialmente después de las lluvias. En respuesta a las denuncias realizadas a medios locales, la Japac ha intervenido en ocasiones pasadas, pero la eficacia y rapidez de sus respuestas siguen siendo cuestionadas por la ciudadanía.
Los brotes de aguas negras no solo representan un inconveniente para el tráfico y la actividad comercial, sino que también ponen en riesgo la salud pública. La contaminación del río Tamazula es motivo de preocupación ambiental, además de ser un potencial foco de enfermedades para quienes residen en las cercanías. La falta de acción inmediata por parte de las autoridades locales es una llamada de atención sobre la necesidad de mejorar la infraestructura de drenaje en la ciudad.
A medida que la temporada de lluvias avanza, la expectativa es que las autoridades tomen medidas más efectivas para prevenir futuros desbordamientos y garantizar la salud y seguridad de los ciudadanos. La situación actual en Culiacán es un recordatorio de la importancia de contar con sistemas de drenaje eficientes y un monitoreo constante de las infraestructuras urbanas.