Canadá ha decidido eliminar sus aranceles de represalia sobre una extensa lista de productos estadounidenses, en un intento por reducir las tensiones con la administración de Donald Trump. El primer ministro Mark Carney anunció esta medida el pasado viernes, confirmando un reporte de Bloomberg News que anticipaba este cambio.
A partir del 1 de septiembre, una amplia gama de productos de consumo fabricados en Estados Unidos dejarán de enfrentar un arancel del 25% al ser importados a Canadá, siempre que cumplan con las disposiciones del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Sin embargo, es importante mencionar que los impuestos de importación del 25% sobre el acero y aluminio estadounidenses, así como los aranceles a autos y camiones, se mantendrán.
Una estrategia para el T-MEC
La decisión de Carney busca allanar el camino para la revisión del T-MEC, que se espera inicie en los próximos meses. Este movimiento marca un giro significativo en la política canadiense, en la que el país había respondido con fuerza al proteccionismo estadounidense, algo que no fue del agrado de Trump ni de su secretario de Comercio, Howard Lutnick.
La medida llega tras una conversación telefónica entre Carney y Trump, donde ambos líderes expresaron su interés en estrechar lazos comerciales. Trump celebró esta decisión, afirmando que ambos están trabajando en algo que beneficiará a Canadá.
Lutnick, uno de los principales negociadores comerciales de Estados Unidos, había presionado para que se eliminaran los aranceles, argumentando que estos estaban obstaculizando las negociaciones y dejaban a Canadá en una posición débil. Curiosamente, Estados Unidos no ofreció nada a cambio por esta concesión.
Impacto en la economía canadiense
El dólar canadiense mostró un repunte tras el anuncio, cotizándose a 1.382 dólares canadienses por cada dólar estadounidense a las 14:20 en Toronto. Esta medida debería ayudar a reducir las presiones inflacionarias, abriendo la puerta para que el Banco de Canadá considere nuevos recortes en las tasas de interés.
Desde el inicio de la primera ronda de aranceles de represalia en marzo, Canadá impuso un gravamen del 25% sobre productos estadounidenses por un valor aproximado de 30 mil millones de dólares canadienses (21,700 millones de dólares). Esta lista incluía jugo de naranja, vino y motocicletas, afectando un amplio espectro del comercio bilateral.
A pesar de las tensiones, los aranceles de represalia no han generado problemas significativos de inflación en Canadá. Según Statistics Canada, el índice de precios al consumidor subió un 1.7% en julio en comparación con el año anterior, por debajo de la meta de inflación del 2% del Banco de Canadá.
El balance que ahora busca Carney es complejo, ya que durante su campaña prometió un enfoque agresivo contra Trump. Sin embargo, como primer ministro, ha adoptado una posición más conciliadora. La estrategia parece ser clara: facilitar un clima de negociación para lograr beneficios a largo plazo en el comercio entre ambas naciones.