La política japonesa ha entrado en una nueva etapa tras la dimisión de Shigeru Ishiba como primer ministro, lo que ha desatado una intensa carrera por su sucesión. Este lunes, el diputado y exministro de Exteriores Toshimitsu Motegi anunció su candidatura, un día después de que Ishiba se retirara del cargo debido a las crecientes críticas y divisiones dentro del Partido Liberal Democrático (PLD).
Motegi, quien se presentó ante los medios con un mensaje claro, declaró: “He decidido presentarme para liderar el PLD”. Reconoció que “será difícil sacar al partido de la adversidad en la que se ha visto inmerso” y se comprometió a servir a Japón con su experiencia acumulada en el gobierno.
Los candidatos en la arena política
Aunque Motegi lidera la lista de candidatos, es crucial recordar que el ganador de las primarias no se convertirá automáticamente en primer ministro debido a la pérdida de apoyos parlamentarios del PLD. Tras la votación interna, el candidato más votado deberá recibir el aval de la Dieta, el Parlamento japonés, abriendo la posibilidad a que la oposición presente su propio candidato.
Entre los nombres que podrían aparecer en este escenario se encuentran el exprimer ministro Yoshihiko Noda, del Partido Democrático Constitucional de Japón, y Yuichiro Tamaki, del Partido Democrático para el Pueblo. Sin embargo, los sondeos apuntan a que la diputada y exministra de Economía Sanae Takaichi podría ser la elegida para liderar el Ejecutivo, marcando así un hito al ser la primera mujer en ocupar este cargo en la cuarta economía del mundo.
Takaichi, de 64 años, es conocida por su postura conservadora y ha abogado por reformas a la Constitución que fortalezcan la protección de la familia imperial, continuando el legado del fallecido ex primer ministro Shinzo Abe.
Otro candidato destacado es Shinjiro Koizumi, el actual ministro de Agricultura y exministro de Medio Ambiente, quien a sus 44 años, es el más joven entre los aspirantes. Koizumi, hijo del ex primer ministro Junichiro Koizumi, busca restaurar la confianza del PLD tras una dura derrota electoral en julio, con la esperanza de recuperar la popularidad perdida.
Finalmente, Yoshimasa Hayashi, de 64 años, también es considerado, gracias a su vasta experiencia como antiguo portavoz de los gobiernos de Kishida y Ishiba, así como su liderazgo en carteras clave como Defensa y Exteriores.
La renuncia de Ishiba y su impacto
La dimisión de Ishiba se produjo en un contexto de creciente presión por parte de sus propios compañeros de partido, tras la arrasadora derrota en las elecciones al Senado el pasado julio. Aunque había planeado continuar en el cargo hasta que se eligiera a su sucesor, las demandas para su renuncia aumentaron, lo que lo llevó a considerar que era el “momento más idóneo” para dar un paso al costado.
El ex primer ministro había insistido en que su permanencia en el puesto era crucial para evitar un vacío político, especialmente ante la falta de un claro favorito para su sucesión. Sin embargo, la presión interna y la necesidad de fortalecer al PLD frente a futuros retos electorales resultaron determinantes en su decisión de renunciar.
Con la salida de Ishiba, Japón se enfrenta a un nuevo capítulo en su política, donde la elección del próximo primer ministro será clave para enfrentar los desafíos económicos y sociales que el país tiene por delante.