El torero Emilio de Justo vivió una jornada memorable en la Plaza de Las Ventas de Madrid, donde, a pesar de haber sufrido un grave accidente, logró salir en hombros tras cortar dos orejas. La primera corrida de la Feria de Otoño dejó a los asistentes con una experiencia inolvidable, especialmente cuando el diestro cayó al suelo tras una violenta voltereta provocada por un toro de Victorino Martín.
La atmósfera en el coso fue electrizante, y el público se sintió conmovido al ver a de Justo ser llevado a la enfermería, incapaz de lidiar al primer toro. Sin embargo, una hora después, el torero regresó decidido a enfrentarse al segundo astado, logrando así un triunfo que lo reafirma como un destacado en el arte del toreo.
En esa misma noche, Borja Jiménez también se presentó en la plaza, aunque no pudo llevarse trofeos a casa. A pesar de esto, su actuación fue reconocida por la audiencia, quienes valoraron su firmeza a lo largo de la temporada. Por otro lado, Tomás Rufo enfrentó un infortunio al sufrir un percance en su primer toro. Aún sin que el público tuviera una idea clara del comportamiento del astado de Victoriano del Río, Rufo fue sorprendido por el toro y sufrió un fuerte golpe en las costillas.
El momento fue dramático y evocó recuerdos de un incidente similar ocurrido en un Domingo de Ramos de 2022. Tras ser atendido en la enfermería, Rufo decidió desafiar las recomendaciones médicas y volvió a la arena para enfrentarse al último toro de la noche. Aunque su faena no fue una obra maestra, la entrega y la valentía que mostró en el ruedo le ganaron la admiración de los presentes.
El público, que había sido testigo de su caída y su posterior regreso, lo aclamó como un héroe. A pesar de que su espada no cayó en el lugar ideal, los aficionados pidieron las dos orejas, y la autoridad no dudó en concederles. La noche en la Plaza de Las Ventas se convirtió así en un testimonio del coraje y la determinación que caracterizan al toreo.
