George Miller, el célebre director detrás de Mad Max, ha compartido su perspectiva acerca de la inteligencia artificial (IA) en el mundo del cine, afirmando que ha llegado para quedarse y debe ser vista como una herramienta valiosa. A sus 80 años, Miller continúa siendo una figura relevante en la industria cinematográfica, habiendo pasado de producciones independientes australianas a blockbusters en Hollywood sin perder su esencia creativa.
La carrera de Miller comenzó en 1979 con la primera entrega de Mad Max, un filme de bajo presupuesto que se filmó en los desiertos australianos y que presentó a un joven Mel Gibson. Esta película, llena de acción y violencia, se transformó en un fenómeno global que dio origen a una de las franquicias más influyentes en el género postapocalíptico. Sin embargo, en lugar de encasillarse en el género de acción, Miller optó por diversificar su obra, dirigiendo películas como Babe: El Puerquito Valiente y Happy Feet, que le valieron un Oscar.
Recientemente, Miller regresó al universo de Mad Max con Furiosa, una precuela protagonizada por Anya Taylor-Joy. En este contexto, su reciente nombramiento como presidente del Omni 1.0 AI Film Festival en Australia ha suscitado interés en su postura sobre la IA. Durante una charla con los medios, el director enfatizó que, a diferencia de muchos que consideran la IA como una amenaza, él la ve como una herramienta revolucionaria, comparable al impacto del óleo en la pintura o la fotografía en las artes visuales.
Miller argumentó que cuando surgió la cámara fotográfica, muchos pronosticaron la muerte de la pintura, pero en cambio, ambos medios coexistieron y evolucionaron. A pesar de su optimismo, también reconoció los riesgos asociados con la IA, como el peligro de generar contenido superficial o lo que en la industria se denomina “AI slop”, que se refiere a producciones rápidas y sin emoción ni intención. En su rol como juez del festival, dejó claro que no premiará la película más técnica, sino aquella que logre conmover al público, independientemente de si fue creada con herramientas de IA.
En el contexto actual de Hollywood, donde actores y guionistas han expresado su preocupación por el uso de la IA, especialmente tras una de las huelgas más largas de la historia, Miller ofrece un enfoque diferente. La reciente aparición de Tilly Norwood, la primera “actriz IA”, ha generado rechazo entre los artistas tradicionales. Miller sostiene que el error radica en pensar que una máquina puede reemplazar la experiencia humana. Relató una anécdota donde un director sugirió que en el futuro cualquiera podría pagar para tener a Marlon Brando recitando un monólogo. Sin embargo, otro cineasta respondió que lo que se obtendría sería solo una imitación vacía, sin la esencia del actor.
En conclusión, George Miller destaca que la IA puede replicar la apariencia de un actor, pero no su alma. A medida que la tecnología avanza, el público seguirá diferenciando lo auténtico de lo artificial, reafirmando la necesidad de mantener la esencia humana en el arte cinematográfico.
