El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, lanzó este martes una contundente advertencia al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), afirmando que serán “destruidos” si no entregan a “todos” los rehenes y depone las armas. Esta declaración se produce tras la reciente demolición de 30 edificios residenciales en la Franja de Gaza por parte del Ejército israelí, lo que ha intensificado la ya crítica situación en el enclave palestino.
Operativo militar y sus consecuencias
Katz hizo eco de su amenaza en su cuenta de la red social X, señalando que “si los terroristas de Hamás no deponen las armas y liberan a todos los rehenes, serán destruidos, al igual que Gaza”. Esta declaración se produce después de que el Ejército israelí derribara el lunes 30 rascacielos, describiéndolos como “objetivos terroristas”.
El ministro de Defensa destacó que “decenas de otros objetivos terroristas fueron bombardeados y destruidos”, con el objetivo de debilitar la infraestructura de Hamás y facilitar las operaciones militares. En su publicación, Katz incluyó un video que muestra el colapso de la torre Ruya, ubicada en el barrio Rimal de Gaza, lo que evidencia la magnitud de los ataques.
Impacto humanitario y evacuaciones
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, instó a la población de Gaza a evacuar los principales centros urbanos, argumentando que la milicia palestina utiliza estos inmuebles con fines “terroristas”. Según reportes, la ofensiva ha dejado un saldo devastador: más de 64,500 palestinos muertos y más de 163,000 heridos, según cifras de las autoridades gazatíes controladas por Hamás.
Las acciones del Ejército israelí han generado una ola de denuncias internacionales, especialmente en relación con la severa crisis humanitaria que enfrenta Gaza, caracterizada por una hambruna extrema y severas limitaciones en la entrega de ayuda humanitaria. La situación es alarmante, y las repercusiones de esta violencia continúan resonando tanto en el ámbito local como internacional.
Mientras tanto, el conflicto sigue escalando, y las condiciones de vida en Gaza se deterioran. La realidad es que la comunidad internacional observa con preocupación el desenlace de esta crisis, que no parece tener una solución a la vista.
