La celebración de las ferias es una antigua tradición comercial de origen europeo que se introdujo en América tras la conquista hispana. Sin embargo, fue en el siglo XVIII cuando estas festividades comenzaron a integrarse a las celebraciones del Santo Patrono en diversas regiones, convirtiéndose en puntos de encuentro para la negociación y venta de productos locales.
La feria de San Francisco, ubicada en Pachuca, tiene su origen en el siglo XVIII, con el propósito de financiar las ampliaciones del Convento Franciscano, que fue elevado en 1732 a la categoría de Colegio Apostólico de Propaganda Fide. Existen evidencias que sugieren su existencia desde finales del siglo XVII, como documentos en el Archivo Histórico del Poder Judicial del Estado que datan de 1698 y 1719, donde se mencionan conflictos relacionados con los comerciantes de la feria.
En 1772, el Colegio Apostólico adquirió autonomía al separarse de la provincia de San Diego en México, lo que llevó a un aumento de los gastos debido a la ampliación de sus instalaciones. Para financiar estas obras, el monasterio recibió generosas donaciones de Don Pedro Romero de Terreros, primer Conde de Regla, quien se convirtió en patrono del convento. Con el fin de atraer más donativos y comerciantes, se decidió mejorar las festividades en honor al Santo Patrono, fomentando una mayor participación de fieles.
Desde el 3 de octubre, el Conde de Regla comenzaba una peregrinación con sus trabajadores y fieles, partiendo de Huascazaloya y pasando por diversas localidades hasta llegar a Pachuca el 4 de octubre, donde se iniciaban las celebraciones religiosas. Este evento incluía una ceremonia en la que el prior del convento recibía al conde y le entregaba las llaves del monasterio, simbolizando su aprobación para seguir habitando las instalaciones.
Mientras se llevaban a cabo los actos religiosos, en el exterior se instalaban puestos de comida, juguetes y otros productos, lo que hacía que las festividades se extendieran durante varios días. La muerte del Conde de Regla no detuvo la celebración anual de la feria, que continuó a pesar de la decadencia minera y la exclaustración de los frailes en 1860. En 1868, el gobernador del Estado de México, Don José María Martínez de la Concha, otorgó una licencia oficial para la celebración de la feria, exonerando de impuestos a los productos vendidos durante este evento.
Desde entonces, la feria de San Francisco se ha celebrado de manera ininterrumpida hasta la actualidad, demostrando su relevancia en la cultura y economía de Pachuca.