La noche del domingo y en las primeras horas de este lunes, millones de amantes de la astronomía alrededor del mundo tuvieron la oportunidad de observar un fenómeno impresionante: la Luna de Sangre. Este evento, un eclipse lunar total, fue visible principalmente en Asia y Oceanía, aunque también se pudo apreciar de manera parcial en Europa y Africa.
La Luna de Sangre ocurre cuando la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, proyectando su sombra sobre el satélite natural. A medida que la luz solar atraviesa la atmósfera terrestre, solo las longitudes de onda rojizas logran llegar a la superficie lunar, dándole ese característico color rojizo. Durante el eclipse, la luna puede variar en tonos, desde el cobrizo hasta el rojo intenso, gracias a la dispersión y refracción de la luz.
Un espectáculo para millones
Según la NASA, partículas de polvo, humo o neblina en la atmósfera pueden intensificar el color de la luna. Resulta fascinante que este fenómeno no solo sea un deleite visual, sino que también esté cargado de significado cultural. En América del Norte, por ejemplo, se le conoce como la Luna de Maíz, ya que coincide con el periodo de cosecha de este grano esencial.
Este fue el segundo eclipse lunar de 2025, y gracias a su visibilidad en algunas de las regiones más pobladas del mundo, casi seis mil millones de personas pudieron disfrutar de este espectáculo celestial. Sin embargo, la realidad es que el fenómeno no fue visible en América del Norte y América del Sur debido a que ocurrió durante el día en esos continentes.
En contraste, Asia y Australia Occidental tuvieron las mejores vistas del eclipse, disfrutando de la luna llena en todo su esplendor. Gran parte de Europa y Africa también pudo observar la salida de la luna llena poco después de la puesta de sol, mientras el eclipse alcanzaba su punto máximo.
Próximos eclipses y su importancia
Para aquellos que se perdieron este fenómeno, el siguiente eclipse lunar sucederá los días 2 y 3 de marzo de 2026, siendo visible en Europa del Este, Asia, Australia, América e incluso en regiones polares. Este tipo de eventos astronómicos no solo nos conectan con el cosmos, sino que también nos recuerdan la maravilla de nuestro universo y el lugar que ocupamos en él.
Sin lugar a dudas, la Luna de Sangre de este fin de semana ha dejado huella en la memoria colectiva de quienes tuvieron la oportunidad de presenciarla, reafirmando la importancia de la astronomía en nuestra cultura y el deseo de seguir mirando hacia el cielo.