El reciente lanzamiento de la serie Monster: The Ed Gein Story ha reavivado el interés por uno de los criminales más inquietantes de Estados Unidos. Aunque su historia ha sido fuente de inspiración para numerosas películas de culto a lo largo de los años, esta nueva producción de Ryan Murphy y Netflix ofrece una perspectiva diferente, aunque no exenta de dramatización.
A diferencia de otros asesinos en serie, el caso de Gein no solo provoca terror, sino que también invita a reflexionar sobre la salud mental, el aislamiento social y los límites de la ficción basada en hechos reales. Para muchos, el nombre de Ed Gein puede sonar distante, pero su legado se manifiesta en clásicos del cine de terror.
La serie de Murphy no solo examina los crímenes de Gein, sino que también investiga sus orígenes. Comprender su mente requiere un análisis de su infancia, su dinámica familiar y el entorno rural que moldeó su vida. Edward Theodore Gein nació en 1906 en una granja en Plainfield, Wisconsin, donde vivió en aislamiento junto a su madre ultrarreligiosa, su hermano y un padre alcohólico. Su hogar carecía de comodidades básicas, convirtiéndose en una fortaleza emocional levantada por su madre, quien le inculcó la idea de que las mujeres eran pecadoras.
El fallecimiento de su padre no alteró su reclusión, pero la muerte de su hermano en circunstancias ambiguas dejó a Ed solo con su madre. La muerte de Augusta en 1945 fue un golpe devastador, y a partir de entonces, su vida se centró en trabajos esporádicos, el estudio de obituarios y la lectura de literatura sobre anatomía y crímenes.
En 1957, el nombre de Gein conmocionó a Estados Unidos tras la desaparición de Bernice Worden, lo que llevó a la policía a investigar su granja. Allí encontraron restos humanos transformados en muebles, máscaras de piel, órganos conservados y otros elementos macabros. Gein confesó también haber asesinado a Mary Hogan en 1954 y admitió haber robado cuerpos de al menos nueve tumbas, guiándose por anuncios de defunción locales. Sin embargo, no se le pudo probar el canibalismo ni el abuso sexual, ya que tomaba partes humanas para “observarlas” o recrear una presencia femenina que lo hiciera sentir acompañado.
Tras su arresto, los psiquiatras diagnosticaron a Gein con esquizofrenia paranoide y episodios psicóticos. Él mismo relataba escuchar voces y sentirse observado. No fue considerado apto para un juicio y fue declarado legalmente insano. Durante años, circularon rumores sobre su identidad sexual y supuestos deseos de cambio de género, pero los psiquiatras aclararon que su uso de piel femenina se debía a una fijación enfermiza hacia su madre, no a un deseo de ser mujer. Su diagnóstico apuntaba a una psicosis con delirios, probablemente exacerbada por su aislamiento y adoctrinamiento.
Monster: The Ed Gein Story sigue el enfoque que Murphy ya empleó con otros casos como el de Jeffrey Dahmer. La serie dramatiza su psicología y entorno. Charlie Hunnam interpreta a Gein, y la producción combina hechos reales con elementos dramatizados para mantener la tensión. Si bien se incluyen aspectos verídicos, otros se ficcionalizan para enriquecer la narrativa.
El impacto cultural de Gein es indiscutible. Aunque solo se le atribuyen dos asesinatos confirmados, su historia ha influido en personajes icónicos del cine, como Norman Bates de Psicosis, que refleja la relación perturbadora con su madre. También se puede observar la huella de Gein en personajes como Buffalo Bill de El Silencio de los Inocentes y Leatherface de La Masacre en Texas, ambos inspirados en los horrorosos hallazgos en su hogar.
El legado de Ed Gein continúa resonando en la cultura popular, recordándonos que detrás de la ficción hay realidades perturbadoras que merecen ser exploradas.
