El director mexicano Luis Estrada regresa con fuerza al abordar temas cruciales como la corrupción, la impunidad y la violencia en su primera producción televisiva, la miniserie Las Muertas. Esta serie de seis episodios, disponible en Netflix, se basa en la novela homónima de Jorge Ibargüengoitia, quien se inspiró en el infame caso de “Las Poquianchis”.
Una adaptación desafiante
Para Estrada, adaptar Las Muertas fue un desafío que lo acompañó durante años, convirtiéndose casi en una obsesión. A pesar de varios intentos fallidos por obtener los derechos de la novela, el cineasta finalmente lo logró tras el estreno de ¡Que viva México!, momento en el que Netflix le preguntó qué quería desarrollar a continuación. No dudó en elegir esta historia.
La decisión de convertir la novela en una serie en lugar de una película se debió a una reflexión práctica: comprimir la historia en un largometraje habría significado sacrificar mucho material valioso. “Siempre que pensaba en ella me decía: tengo que sacar demasiado para poder trasladarla del libro a la pantalla […] el mejor formato para trasladarla era de un serial”, explicó.
Un proyecto ambicioso
Estrada, conocido por su película El infierno, subrayó que este trabajo es el más ambicioso de su carrera. A diferencia de muchas producciones televisivas, decidió dirigir y supervisar todos los episodios para mantener la coherencia dramática y estilística. “La principal dificultad era mantener el tono que convirtió a la novela de Ibargüengoitia en una obra única: el genio de Ibargüengoitia logró […] hacer de ello una sátira maravillosa”, afirmó.
La novela, según Estrada, funciona como una guía casi cinematográfica, con descripciones detalladas que combinan testimonios, declaraciones e investigación periodística, lo que facilita su adaptación. Sin embargo, también reveló la carga personal que implica este reto, al considerar que Las Muertas es uno de los grandes libros de la literatura universal.
La serie, en sus palabras, es un espejo que “conjuga muchos de los temas y los problemas por los que pasa este país”, centrándose en “una historia sobre la maldad y cómo una sociedad con esta problemática se iguala moralmente sin dejar que nadie se salve”.
La producción, caracterizada por un alto grado de trabajo artesanal, se convirtió en una experiencia agotadora pero gratificante para Estrada. La obra busca provocar reflexión a partir de un caso real, el de “Las Poquianchis”, donde las hermanas González Valenzuela establecieron en los años 60 una red de burdeles donde se cometieron abusos, explotación y asesinatos, lo que destapó la complicidad de las autoridades locales.
El escándalo de “Las Poquianchis” no solo impactó a la opinión pública, sino que se transformó en un símbolo de corrupción social y moral en México. Decenas de años después, Ibargüengoitia transformó esta historia en una sátira que ahora, con el estilo habitual de crítica y humor negro de Estrada, vuelve a la conversación pública.
El estreno de Las Muertas en Netflix no solo representa un hito en la carrera de Estrada, sino también una oportunidad para reflexionar sobre la violencia y la corrupción que han marcado la historia de México, temas que Ibargüengoitia narró con ironía y que el director retoma con maestría.
