Mauricio Mancera, conocido por su carisma en la televisión, ha compartido un relato conmovedor sobre los desafíos que enfrentó antes de alcanzar la fama. En una entrevista con Yordi Rosado, Mancera habló abiertamente sobre la violencia psicológica que sufrió debido a su aspecto físico, un episodio que casi lo llevó a renunciar a su sueño de ser presentador.
Desde joven, Mauricio Mancera encontró su pasión en el periodismo. Este amor por la comunicación lo impulsó a dejar su natal Veracruz y mudarse a la Ciudad de México. Allí, participó en un curso diseñado para descubrir nuevos talentos en televisión. A pesar de superar todas las pruebas, el ambiente hostil y los comentarios negativos sobre su físico golpearon su autoestima.
Una experiencia marcada por la presión
Durante el curso, Mancera se enfrentó a constantes críticas sobre su apariencia. “Me sentía agredido todo el tiempo”, confesó, recordando cómo las palabras de sus compañeros y mentores lo afectaron profundamente. En algún momento, consideró abandonar todo y buscar ayuda psicológica, convencido de que la terapia sería necesaria para curar sus heridas emocionales.
Sin embargo, su determinación lo mantuvo en el camino. Después de una intensa búsqueda, fue aceptado en una importante televisora. Comenzó su carrera en el área de noticias y eventualmente consiguió un papel en el programa “Chiflando y aplaudiendo”. Este fue el trampolín que lo llevó a participar en producciones como “Un gran día” y, finalmente, “Venga la Alegría”, donde compartió escenario con figuras reconocidas como Ingrid Coronado y Sergio Sepúlveda.
El resurgir de una carrera prometedora
Actualmente, Mauricio Mancera es uno de los rostros más queridos del programa Sale el Sol. Su historia de superación no solo inspira a quienes enfrentan situaciones similares, sino que también destaca la importancia de la resiliencia y el esfuerzo personal en el mundo del espectáculo. Mancera ha demostrado que, a pesar de las adversidades, es posible alcanzar el éxito sin abandonar los valores personales.
El relato de Mancera no solo arroja luz sobre las dificultades que enfrentan muchos en la industria, sino que también es un llamado a la empatía y el respeto en un entorno a menudo marcado por la superficialidad. Su testimonio es un recordatorio de que el talento y la dedicación pueden superar cualquier obstáculo.