La vida de Nerea Godínez, expareja del fallecido actor Octavio Ocaña, ha tomado un giro significativo con el anuncio de su embarazo. Este acontecimiento llega casi cuatro años después de la trágica pérdida que marcó su existencia. A través de su cuenta de Instagram, Nerea compartió un emotivo video que muestra su felicidad en un entorno familiar.
En el video, grabado en una encantadora hacienda de Tepoztlán, se puede ver a Nerea luciendo un vestido floral mientras camina hacia su pareja, Diego Alarde, y un niño. La escena se vuelve conmovedora cuando ambos besan su vientre, simbolizando la alegría que trae esta nueva etapa.
En la descripción de su publicación, Nerea escribió un mensaje de reflexión sobre la paz interior: “Sabes que ya hiciste lo correcto cuando te sientas en paz, cuando no necesites que nadie lo valide, cuando hagas las cosas bien aunque nadie te aplauda… Porque lo que haces en silencio es lo que construye el ruido que mereces.”
Las reacciones no tardaron en llegar, con mensajes de apoyo de la familia de Octavio Ocaña. Bertha Ocaña, hermana del actor, le deseó “un futuro lleno de bendiciones y felicidad”, mientras que Ana Leticia Ocaña celebró su nueva maternidad con un cariñoso mensaje: “Bienvenida una vez más a este maravilloso mundo llamado mamá. ¡Qué alegría!”
Antes del fallecimiento de Octavio en 2021, Nerea y él tenían planes de casarse. Tras la tragedia, la joven vivió un proceso de duelo a la vista del público, enfrentándose tanto a críticas como a muestras de apoyo. En 2023, Nerea comenzó una nueva relación con Diego Alarde y, en respuesta a los comentarios sobre su vida, afirmó: “¿Por qué les impresiona tanto que pueda seguir con mi vida? Nadie más que yo y mi círculo cercano sabe lo que sufrí… Yo decidí vivir y no solo existir.”
Además, Nerea mencionó que había encontrado a alguien que respeta su historia: “Siempre dije que estaría con la persona que respetara mi pasado, y la encontré. Me hace feliz, me hace querer vivir, conocer y disfrutar otra vez.”
Con esta nueva etapa, Nerea Godínez se convierte en un símbolo de resiliencia y esperanza, mostrando que el amor y la vida pueden renacer incluso después de una profunda pérdida.